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LA INFLACIÓN TOCÓ EL TECHO

Habiendo pasado la peor etapa de ajuste de precios relativos, se vienen meses con menor presión inflacionaria. Mientras tanto, con paritarias que van cerrando por encima de lo esperado, prevemos una paulatina recomposición del consumo luego de un primer cuatrimestre sumamente complicado.

Concretamente, de acuerdo al IPC oficial de la Ciudad de Buenos Aires, en abril la inflación minorista pegó un salto de 6.5%, el mayor incremento para un sólo mes desde 2002, por lo que en los primeros cuatro meses del año la inflación minorista fue del 19%. La performance de los precios era esperada dado el anuncio anticipado de ajuste de tarifas de servicios públicos, de hecho el salto lo explicaron los incrementos de tarifas de gas (184%), agua (104%) y de transporte público (27%) que aportaron 4.5 pp a la inflación del mes porteña. El fuerte dinamismo que tuvieron los precios en los primeros cuatro meses del año en un contexto de nula creación de empleos y paritarias que no cerraron a tiempo, implicó un duro golpe para el consumo de las familias que están ajustando su nivel de compras como en 2014.

Dado que el ajuste de tarifas de servicios públicos se concentra en la región metropolitana, mientras esperamos el registro de abril de la provincia de San Luis, cobra relevancia el análisis del ahora “famoso” IPC resto (o “subyacente” o “core”) que excluye precios regulados y estaciones de manera tener un indicador de precios más representativo de la dinámica y tendencia inflacionaria. En este sentido, la buena noticia fue que el IPC resto marcó un alza de 2.8%, 0.7 pp menor a marzo y el menor incremento desde noviembre. Esto justifica la medida del BCRA de la semana pasada en relajar muy levemente las tasas de LEBACS a 35 días (de 38% a 37.5%).

Más allá de estas cuestiones metodológicas, uno de los aspectos más destacados del IPC de CABA es la dinámica descendiente que viene marcando la inflación en alimentos. Concretamente, en abril aumentaron 1.8%, la menor suba desde octubre de 2015 e idéntica a la registrada un año atrás. Esto permitió que se estabilizara en el 34% i.a. Es una buena señal dado el peso relativo que tienen los alimentos en la canasta de consumo, especialmente de los hogares más pobres donde representa casi dos tercios.

Así las cosas, esperamos un mayo con cierto traslado por el efecto de ajustes de tarifas y salarios que seguramente impacte en los costos de empresas. Es por ello, que proyectamos una inflación en torno al 3.5% que, si bien es alta, marcará el fin –al menos de acuerdo a nuestro escenario base- de fuerte suba de precios. Ya para junio y en especial para el segundo semestre podría perforar el 2%.

Mientras la inflación minorista tiende a “aflojar” los acuerdos salariales alcanzados serán determinantes para detener la caída del consumo. Dada la presión por el salto inflacionario, las paritarias cerraron por encima de lo esperado promediando ajustes salariales en torno al 35% para los gremios que acordaron por doce meses mientras que los que los que hicieron acuerdos por 6 meses pactaron un incremento inicial en torno al 22% i.a. Así las cosas, tras el derrumbe que tuvieron  los salarios en términos reales, de a poco irán recuperando terreno.

Sin dudas fueron épocas de ajustes y reacomodamientos de precios que tuvieron mucho impacto en el consumo. El gobierno no tomó las medidas necesarias para moderar el impacto del ajuste basado en un diagnóstico equivocado. Descontando que no habrá nuevos ajustes tarifarios y en un contexto de estabilidad cambiaria, seguimos mirando el mediano plazo con mucho mayor optimismo sabiendo que lo peor ya pasó.

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