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UNA ESPERANZA PARA EL CONSUMO

No hay crisis de empleo, pero el mercado laboral presenta una situación difícil, en especial en el sector de la construcción. La buena noticia es que pese a este contexto, los acuerdos salariales logrados hasta el momento están en línea con la inflación esperada para este año. Previendo un mejor desempeño de la inversión para los próximos meses y con inflación en baja, el poder de compra de los salarios se recuperará y permitirá reactivar el consumo, luego de un primer semestre muy contractivo.

Concretamente, la caída en el nivel de actividad que empezó a principios del cuarto trimestre del año pasado y que se profundizó entre enero y marzo de este año impactó en la dinámica del empleo aunque, por el momento, no se percibe una situación crítica más allá que en algunos sectores se siente más que en otros. Si bien no contamos con estadísticas sobre el empleo total, de acuerdo a los datos de empleo privado registrado publicado recientemente por el Ministerio de trabajo, la cantidad de trabajadores en relación de dependencia cayó en 27,000 mil personas entre marzo y noviembre del año pasado, mes en el que había alcanzado un máximo cuando totalizaban 6.262.201. Los sectores que más sintieron el impacto fueron la construcción, la industria manufacturera y la actividad inmobiliaria que registraron una merma de 47.000 (10%), 9.500 (0.8%) y 7.200 (0.8%) trabajadores respectivamente, que fueron compensados en parte por el incremento en comercio y en el sector primario.

En los últimos doce meses el empleo privado registrado mostró un incremento de 0.2% en tanto que con el sector público sin grandes variaciones (por arrastre, acumuló un alza de 2.3% i.a.), el empleo total en relación de dependencia registró un incremento del 0.8%, la mitad de lo que había crecido a fines de 2015. Vale destacar que en un contexto como el actual, el empleo no registrado estaría sintiendo un impacto mucho mayor, pues son los primeros en ajustar. Si bien estas cifras no muestran una situación de “crisis”, sí es importante destacar que el empleo crece muy muy por debajo de la población económicamente activa por lo que la tasa de desempleo estaría subiendo.

Esta retracción del mercado laboral es sólo superada –en la última década- por lo ocurrido en 2009 cuando la actividad sintió la combinación de crisis internacional y una de las peores sequías de la historia. La buena noticia para el consumo es que los acuerdos de paritarias están cerrando con ajustes muy próximos a la inflación prevista. De hecho, si bien algunos gremios acordaron paritarias semestrales, la mayoría logró subas en torno al 35%. Si bien estas subas no permitirán compensar la fuerte caída que tuvo el salario real en los primeros meses de este año por la aceleración inflacionaria, de cara al futuro esperamos una recomposición en el poder de compra de los salarios dado que la actualización de haberes se dará en un contexto de desinflación.

De cara a lo que viene, a medida en que se consolide la desaceleración de la inflación y que el BCRA profundice la reducción en las tasas de interés de referencia, la inversión comenzará a repuntar. A esto se suma que el gasto de capital del sector público, que en los primeros meses tuvo una importante contracción, cobrará cada vez más dinamismo y ello ayudará al sector de la construcción, sin duda el más castigado en este proceso de ordenamiento macroeconómico que encaró el gobierno en los primeros meses de gestión. Con salarios recuperando poder de compra y con el empleo reactivando lentamente esperamos que el consumo privado comience gradualmente a dejar atrás la muy mala performance de los primeros cinco meses del año.

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