Analytica

LAS CONSECUENCIAS POLÍTICAS DEL SR. LOPEZ

La detención in fraganti del ex secretario de Obras Públicas del kirchernismo monopolizó el debate público en los últimos días y generó un cimbronazo político (y social) con consecuencias imprevisibles.

Algunas ya se están sintiendo: como no lo habían hecho con anteriores escándalos (y los hubo), varios kirchneristas (con poder o sin) sacaron los pies del plato y todo indica que el proceso de deskirchnerización, que ya se habían iniciado, se acelerarán en los tiempos por venir.  Como hemos visto, seguirá habiendo un núcleo duro (pero que se encoge) y que ya tiene un PhD en defender todo.

Por lo tanto, el affaire López supone un duro golpe (potencialmente mortal) sobre el appeal electoral potencial del “frente ciudadano” que pergeña Cristina para 2017. El FpV está más cerca de Comodoro Py que de volver al poder o, siquiera, de presentarse competitivamente en 2017. Le costará retener los espacios de poder que hoy mantiene.

La Cámpora, con Axel Kicillof a la cabeza, también está ante el desafío de depurarse y diferenciarse si quiere mantener cierto predicamento político en el futuro.

Asimismo, es un golpe para el PJ tradicional y territorial, hoy conducido por José Luis Gioja, que se intenta reconstruir y se desmarca muy lentamente del FpV. Seguramente se lo haga más claramente en el futuro, como indica el manual, pero tiene una complicación: muchos de ellos (gobernadores e intendentes que fueron parte del proceso 2003-2015) son, ante los ojos públicos, también culpables o, cuanto menos, cómplices.

Así las cosas, dentro del generoso universo peronista, el gran beneficiario será el Frente Renovador que conduce Sergio Massa, aunque eso no se traduzca necesariamente en la incorporación de dirigentes en el corto plazo. Sin dudas, y con miras al 2017, el tigrense le puede sumar a su importante caudal propio no sólo a los desencantados con el modelo amarillo sino a los kirchnersitas y/o peronistas desilusionados.

Lógicamente, la noticia fue muy bien recibida (y explotada mediáticamente) por un Gobierno sediento de buenas noticias: y, como muchas no hay, pone el dedo en la llega, se diferencia con lo anterior y realza su autoproclamada transparencia.

Aunque la noticia llega con la amenaza subrepticia de que estos hábitos serán castigados por la opinión pública y, por lo tanto, aumentan la necesidad de que el Gobierno (y sus funcionarios) se cuiden en este contexto de descontento social e hipervigilancia mediática.