Analytica

UN BALANCE POSITIVO

El PRO debutaba en la Casa Rosada tras haber recibido menos del 25% de los votos en las PASO, sin mayorías en el Congreso, con muy pocos gobernadores “alineados” y con una herencia económica que era (y sigue siendo) muy compleja. Si nos remitíamos a los libros, el combo no era muy alentador.

Y había un factor más: la sociedad no percibía el estado gravoso en que se encontraba la macroeconomía y, por ende, los umbrales de tolerancia a la medicina amarga del ajuste eran limitados.  Ese era el complejo punto de partida y el estrecho desfiladero que debía recorrer el Gobierno.

Con esos ingredientes iniciales y el recorrido posterior de los acontecimientos, el balance es positivo. El Gobierno avanzó con su agenda legislativa (y el Congreso, cuantitativamente adverso, no fue un impedimento) y ejecutiva (aunque la decisión de la Justicia sobre el tarifazo pone ciertas dudas sobre qué pasará con eso). Es decir, pudo gobernar. Más allá de que retrocedió en varias instancias, subestimó ciertos procesos (como el shock inflacionario posterior al ajuste en los precios relativos) o se anticipó demasiado con su anuncio de la llegada de “brotes verdes”.

Asimismo, no tuvo problemas “en la calle” ni aparecieron los fantasmas de la ingobernabilidad; la coalición de Gobierno (pese a algunas declaraciones de “Lilita”) está sólida y, sobre todo, la imagen presidencial se mantiene en niveles más que aceptables. Quienes, maliciosamente o no, avizoraban una nueva Alianza deberán seguir participando. Pudo gobernar y, además, administrar positivamente los costos inevitables que trajo consigo el reordenamiento macro.

No fue magia, aunque algunos hechos “fortuitos” ayudaron. Por ejemplo, el tristemente célebre “caso López”. Si no fue magia, entonces, el experimento político que estamos atravesando seguirá y denota la capacidad política del Gobierno. Es decir, sabe moverse y gobernar un país que nunca es fácil y menos con los ingredientes iniciales antes aludidos.

Además, los analistas sondeados por el renovado REM del BCRA palpitan que la economía empezará a crecer hacia finales de año y que la inflación tenderá a bajar a niveles menos exóticos en los próximos meses. Si esto se concreta, entonces, el Gobierno también sacará sus credenciales económicas y el crédito que le ha otorgado la sociedad se consolidará. No es un tema menor pues el PIB es la variable que más se correlaciona con los niveles de apoyo.

Los cisnes negros no puede descartarse y los cambios de humor repentinos, tan típicos por estas pampas, tampoco. Sin embargo, y por ahora, el experimento político que comenzó el 10 de diciembre de 2015 goza de mejor salud de la que muchos podrían proyectar hace unos meses. Para la economía, este es un dato muy alentador y que aumenta las probabilidades de esa recuperación que proyectan los analistas.