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LAS EXPECTATIVAS ECONÓMICAS 2017, CLAVES DE LA GOBERNABILIDAD

Por Observatorio Electoral Consultores

En un régimen presidencial, la popularidad del presidente es un dato central. Un presidente que no es acompañado por la opinión pública tiene grandes dificultades para lograr que se aprueben sus proyectos de ley en el Congreso. Y hasta puede enfrentar dificultades para terminar su mandato, si la carencia de popularidad se combina con una crisis económica severa y con la falta de apoyos parlamentarios. El traumático final de Rousseff es un recordatorio para todos los presidentes de la región: deben mantener stocks de popularidad altos y, preferentemente, constantes.

Macri sigue disfrutando de índices de popularidad favorables. No son rutilantes, pero sí buenos y aceptables: en la medición nacional de la última semana de agosto de Observatorio Electoral, el 42,5% de los argentinos tenía imagen positiva del presidente, y el 49,7% aprobaba su gestión. Estos datos coexisten con otros menos favorables: la mayoría de los consultados está preocupada por su situación económica familiar y personal. Cinco de cada diez dicen estar peor que hace un año, y solo uno de cada diez que está mejor.

¿Cómo es posible que estas dos evaluaciones se registren al mismo tiempo? La experiencia muestra que en Argentina hay una relación muy estrecha entre la conformidad personal y la satisfacción con el gobierno. Y eso nos lleva a concluir que hay explicaciones no económicas en la popularidad que hoy ostenta el presidente.

En general, se sostiene que la razón del respaldo a Macri es la persistencia del antikirchnerismo. O el temor a su regreso. Y si, puede ser que algo de ello haya. Sin embargo, hay que prestar atención a otro indicador más concreto a la hora de las explicaciones.

Del mismo estudio que muestra que percepción económica personal es predominantemente negativa, surge también que las expectativas de futuro son predominantemente positivas.

El 46,6% cree que en 2017 el país estará mejor que ahora, mientras que el 29,2% cree que estaremos peor. Los porteños son los más optimistas, y los bonaerenses los menos; en mayo, los optimistas de futuro eran el 50,4%.

Otro dato interesante es que, si cruzamos los datos de expectativa positiva para 2017 (es 46,6% que cree que estaremos mejor) y quienes tienen imagen positiva del presidente, surge que son casi las mismas personas. Más del 80% de los optimistas son macristas, y viceversa. Hay también, sin sorpresas, una alta correlación entre optimistas, macristas de hoy, y votates de Macri en el ballotage 2015.

Esto puede ser leído a partir de dos causalidades. Una es que los partidarios del Presidente han decidido creerle cuando éste les prometió que el año próximo el país estará mejor. La otra, es la inversa: que lo apoyan porque creyeron en su promesa. Pero en cualquiera de los casos, lo que parece seguro es que las expectativas optimistas y el tan preciado apoyo al gobierno van de la mano. Esa es la razón por la que las expectativas de futuro se han vuelto la clave de la gobernabilidad presente.

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