LA IMAGEN DE LA POLÍTICA ECONÓMICA
Por: Observatorio Electoral Consultores.
Pocos días antes de la «renuncia» de Alfonso Prat-Gay a la cartera económica, la encuesta mensual de Observatorio Electoral Consultores (1051 casos efectivos, telefónica, ámbito nacional, relevamiento entre los días 22 y 23 de diciembre) preguntaba acerca de la imagen que tienen los argentinos de la política económica, con el siguiente resultado: 25,5% de opiniones positivas, 32,6% de opiniones regulares y 39,5% de opiniones negativas, con un 2,4% que dice no saber.
Los números pueden parecer no tan espectaculares. De hecho, la imagen positiva de la política económica está varios cuerpos por debajo de la imagen positiva del Presidente y del nivel de aprobación del gobierno nacional. Y sin embargo, no son números malos. El registro del mes anterior era muy similar, pero seis meses antes (julio de 2016) la imagen positiva de la política económica era de sólo 17,1%. Hubo un crecimiento de las opiniones favorables, mientras que en el caso de otras políticas del gobierno nacional, sobre las que la población tiene una opinión formada (como educación o seguridad) ocurrió lo contrario.
El 17,1% del mes de julio, al igual que el 51,2% de imagen negativa de ese entonces, descendió más de 10 puntos sobre el final del año. Esto lucía consistente con otros números que sistemáticamente mostraban las encuestas, y que fuimos comentando en informes anteriores: imagen presidencial y de gobierno buenas y estables, buenas expectativas para el 2017, mala evaluación de la situación económica general, y mala percepción económica personal. En este contexto, que resume lo que han sido las tendencias de la opinión pública en 2016, parecía lógico que la imagen de la política no fuera favorable.
¿Qué ocurrió en la segunda parte del año, para que se produzca esta recuperación de la imagen de la política económica? Probablemente, una explicación esté en la disminución de la inflación, ya que a partir de agosto no solamente se desaceleraron los aumentos de precios, sino que la preocupación por la inflación como «principal problema del país» también descendió. En agosto dejó de ser la preocupación social prioritaria -lugar que había ostentado desde comienzos del año- y pasó a ubicarse en niveles similares a los de otros temas habituales (inseguridad, corrupción, desempleo).
Este dato, el de la recuperación (moderada) de la imagen de la política económica, es uno de los logros que puede mostrar Prat-Gay como balance de su gestión. Sin concitar adhesiones mayoritarias -no hubiera sido lógico ni posible, dados los magros resultados anualizados de la economía del 2016- había logrado sobre la segunda parte que una parte de la sociedad mejore su evaluación de lo que estaba haciendo.
