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A LOS BROTES

Tras un primer semestre caracterizado por una fuerte aceleración inflacionaria y notable caída en el PBI, en el tercer trimestre la economía pareció encontrar un piso y ya en el cuarto trimestre logró crecer dando inicio a un nuevo ciclo expansivo que esperamos que se consolide a medida que avance el año.

Concretamente, de acuerdo al Estimador Mensual del Nivel de Actividad Económica (EMAE) que calcula el INDEC, mientras que en la primera mitad del año el PBI marcó una caída de 2,8%, entre septiembre y junio la merma fue de apenas el 0,1% en tanto que, de acuerdo a nuestras estimaciones, en los últimos tres meses del año pasado se recuperó promediando en el trimestre un alza en torno al 1.2% (4.5% anualizado). Si bien técnicamente se requiere dos trimestres consecutivos de crecimiento para salir de la recesión, creemos que la recuperación llegó para quedarse y que se consolidaría en el primer trimestre de este año.

¿Por qué mejoró? Básicamente porque el agro comenzó a mostrar los resultados de una muy buena cosecha de trigo (50% superior a la del año pasado y la mejor en los últimos 50 años) en tanto que la industria y la construcción moderaron su caída, incluso con cierta mejora en el margen de la mano de la producción automotriz y la mayor demanda de Brasil. Todo esto en un contexto en el que la inflación se desaceleró notablemente permitiendo cierta recuperación en la masa salarial real.

¿Se sostendrá la recuperación? Si. Con las buenas perspectivas de la cosecha (aunque amenazadas por el clima) el agro seguirá liderando el crecimiento en tanto que los demás sectores irán ganando cada vez mayor dinamismo. Por un lado, con más obra pública, menor margen de tasas de interés y con las bondades que venimos destacando del blanqueo de capitales, la construcción comenzará a despegar con fuerza. Al mismo tiempo, con Brasil mostrando una gradual mejora, la industria también presentará un panorama más alentador, no sólo en lo que se refiere a industria automotriz sino también en metalúrgica, minerales, alimentos, productos químicos y energía.

Así las cosas, más allá de la prudencia a la que obliga un contexto internacional muy incierto y el siempre “impredecible” panorama local, mantenemos nuestro optimismo en cuanto a que en 2017 la actividad económica presentará una muy buena performance con un alza estimada en torno al 5%. De acuerdo a nuestro escenario, el rebote del nivel de actividad vendrá dado por la inversión y la construcción en particular. Para que este rebote sea duradero y pueda moderar la elevada volatilidad en el crecimiento, el gobierno deberá que avanzar en la mejora de los fundamentals entre los que se destaca el importante desequilibrio presupuestario y una tarea pendiente de ajuste de precios relativos.

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