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MASSA Y MACRI COMPITEN EN SANTA FE

Santa Fe, con el 10% del padrón electoral, es una provincia socialmente representativa de la Argentina. Fusión de inmigrantes y criollos, cuenta con un campo rico, un norte pobre, algunos proyectos industriales. Rosario, con toda su energía y sus problemas, parece una representación en menor escala del área metropolitana de Buenos Aires.

 Como distrito electoral, expresa también la diversidad de la política argentina: pese al fuerte arraigo del peronismo, es una provincia plural y alberga diferentes corrientes y tradiciones políticas: radicales, socialistas, liberales. Aunque el kirchnerismo no llegó a ser mayoritario, Santa Fe es una de las pocas provincias que tuvo una corriente K pura y constante, encabezada por Agustín Rossi, hoy ministro de Defensa. Y los opositores no peronistas saben que hacer pie en Santa Fe es una clave de la proyección nacional de cualquier nueva fuerza política.

 Desde que los socialistas, aliados a los radicales, llegaron a la gobernación en 2007, Santa Fe se convirtió en el bastión del Frente Amplio Progresista y de la candidatura presidencial de Hermes Binner, que quedó segundo en 2011. Hoy, de hecho, la alianza no peronista en Santa Fe es el modelo del Frente Amplio UNEN que se presenta esta semana. También, Santa Fe ha sido la provincia -la única, en rigor- en la que el macrismo logró salir de la Capital Federal, donde gobierna y tienen una inserción electoral innegable.

 El mal llamado “interior” siempre le fue esquivo al partido de Mauricio Macri, pero gracias a las dos campañas en Santa Fe de de Miguel del Sel (a gobernador en 2011, y a diputado nacional en 2013) su sello logró hacerse un lugar. Ahora, es Sergio Massa quien, tras su triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires el año pasado, busca expandirse y construir una fuerza política nacional, y quiere hacer de Santa Fe uno de sus puntales de lanza. Esto le plantea un problema a Macri, ya que Massa busca disputar en este distrito clave un electorado similar: la suma de peronismo no kirchnerista y votante medio opositor capturado a partir de un liderazgo de popularidad mediática.

 Massa comenzó por reclutar para el Frente Renovador al diputado nacional Oscar “Cachi” Martínez, que llegó a la Cámara baja a partir de las listas del Frente para la Victoria. Martínez formó, el año pasado, un partido provincial que es la base del Frente Renovador en el distrito, y mantiene una buena relación con el diputado Darío Giustozzi. Luego, Massa sumó a Carlos “Lole” Reutemann, sobre cuyos votos y guiños se armó, inicialmente, buena parte del fenómeno Del Sel. El pase del reutemismo al massismo trajo adjunto un bloque de senadores y diputados provinciales que siguen respondiendo al ex gobernador automovilista y que hoy están dispuestos a militar el proyecto Massa.

Falta, en esa ecuación, un liderazgo de popularidad mediática y allí es donde el massismo está operando actualmente. La oferta concreta es a un conductor televisivo, antes deportivo y hoy político, del Grupo América, oriundo de la provincia y que, de acuerdo a las encuestas, de lanzarse podría absorber los votos de Del Sel. La principal apuesta nacional de Massa es, por lo tanto, a expensas de Macri y eso brinda al Jefe de Gobierno porteño una nueva razón para considerar mejor la idea de acercarse al panradicalismo.

Por Julio Burdman