Analytica

LA HORA DE LA MICRO: EXPO NO TRADICIONALES Y SOSTENIBILIDAD EXTERNA

La sustentabilidad del modelo económico actual en el mediano y largo plazo depende básicamente de su capacidad de generar dólares. Por cada punto de aumento de la actividad, las importaciones suben 3 puntos porcentuales; es por ello que para poder crecer de forma sostenida, es necesario que las exportaciones aumenten a un ritmo similar (ver Analytico #416). En el corto plazo, la brecha externa esta saldada por las emisiones de deuda en dólares del sector público y privado. Sin embargo, mejorar la dinámica de las ventas al exterior en los próximos años es crucial para reducir la dependencia del financiamiento internacional. En este marco cabe preguntarse ¿qué sectores pueden contribuir a la mejora de las cuentas externas?

A la luz de los resultados recientes el panorama no luce muy alentador. Entre 2007 y 2016 el saldo de cuenta corriente pasó de un superávit de US$ 12.500 millones a un déficit de US$ 15.800 millones. Un deterioró en U$S 28.300 millones en casi una década. Parte del deterioro (US$ 6 MM) se explica por el pago de intereses consecuencia de las reestructuraciones de deuda de 2010 y la “vuelta a los mercados financieros” desde mediados de 2016. Sin embargo, existen otros componentes que contribuyeron significativamente al deterioro de las cuentas externas: por un lado, el saldo comercial de bienes fue deficitario por U$S 7.3 MM y de servicios por U$S 8.0 MM. El desbalance se debe, en el primer caso, al deterioro del saldo comercial de los sectores energético (petróleo y gas) y automotriz, mientras que en el caso de los servicios el rojo se explica casi en su totalidad por el déficit de la cuenta turismo.

En un contexto en el que tanto la Nación como las provincias y algunas grandes firmas se financian con deuda externa y que el BCRA está abocado al combate de la inflación (con su consecuente impacto en las tasas de interés en moneda doméstica) no es posible imaginar grandes depreciaciones del tipo de cambio real. Por el contrario, y como venimos remarcando hace tiempo, el proceso de apreciación cambiara llegó para quedarse. La mejora de competitividad deberá llegar por otros carriles: productividad laboral, financiamiento, acumulación de capital físico y humano, actualización tecnológica, integración a cadenas globales de valor,  acuerdos comerciales y reformas impositivas.

En esta línea se enmarcan los últimos acuerdos sectoriales impulsados desde el Ministerio de Producción en los que se busca que tanto empresarios como trabajadores y gobierno logren consensos que brinden mayor certidumbre a los proyectos de inversión. Uno de los acuerdos que se vislumbra con mayor probabilidad de éxito es el del sector petrolero por Vaca Muerta. El mismo plantea varios puntos entre los que se destacan: mayor flexibilidad a la hora de contratar personal, menores impuestos al trabajo (baja de 10% en impuesto a las ganancias), capacitación y adquisición de nuevas tecnologías y compromisos para moderar la conflictividad laboral (no se remuneraran días no trabajados).

Este tipo de acuerdos permiten reducir los costos operativos y dan incentivos a volcar inversiones. De hecho, según datos del Ministerio de Hacienda, el sector petrolero es el que anunció el mayor volumen de inversiones en el último año (más de US$ 9 mil millones) gran parte de ellos en la provincia de Neuquén.

Otros sectores que avanzaron en esta dirección, y son potencialmente grandes generadores de divisas, son el de energías renovables y los servicios de alto valor agregado (SAVA). En el caso de las energías renovables la ley reglamentada en marzo del año pasado brinda certidumbre sobre los precios de venta, brinda incentivos fiscales (amortización acelerada y menores aranceles a la importación) y mayor financiamiento. Mientras que en el caso de los servicios de alto valor agregado (servicios de consultoría, contaduría, culturales, etc) se realizaron convenios de doble imposición (tributación) con Brasil uno de los principales destinos. Cabe destacar que en  actualidad los SAVA son superavitarios en la balanza comercial y cuenta con 120.000 empleados que exportan servicios por US$ 6.000 millones.

En suma, ante la imposibilidad de competir por tipo de cambio, mejorar la regulación sectorial es imprescindible para generar empleo y un crecimiento sustentable. Con una macroeconomía en vías de normalización ha llegado la hora de la micro.

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