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DIFICULTADES PARA CAPITALIZAR EL MUNDO

Por Julio Burdman

En la campaña y su año inicial, Macri insistió reiteradamente con el «volver al mundo» como eje de su administración. Se hizo hincapié en la incorporación de Argentina a acuerdos multilaterales, y en vínculos bilaterales que íbamos a lograr gracias a una actitud más aperturista. La agenda del «volver al mundo» tenía dos horizontes insoslayables: el retorno de la Argentina al mercado internacional de capitales -previo arreglo en el juzgado de Griesa- y la captura de inversiones, incluyendo en este amplio concepto el regreso de capitales argentinos en el exterior.

Pero tenía, también, un componente político. Macri buscaba la foto con importantes líderes mundiales para lograr efectos positivos puertas adentro. La imagen del Macri vinculado con los centros de poder mundial brindaba señales de apoyo y confianza en el nuevo gobierno a los argentinos, y también agradaba a un sector del electorado al que le gusta más que el país se relacione con las potencias occidentales que con los vecinos de la región.

Además, era una forma de absorber prestigios. En marzo de 2016, coincidiendo con la visita de Barack Obama a Buenos Aires, medimos la imagen del entonces mandatario estadounidense. Los resultados fueron sorprendentes: Obama tenía una imagen positiva de 53,7%, y una negativa de 16,3%. Números totalmente inusuales para un habitante de la Casa Blanca la Argentina, país donde los presidentes de Estados Unidos nunca son bien valorados. De hecho, ningún dirigente político argentino gozaba de balances de aceptación similares.

Obama aterrizó aquí con grandes elogios hacia Macri y sus promesas de liderazgo. El Departamento de Estado veía a la elección de Macri como el punto de quiebre en el ciclo «neopopulista» regional, cuyos gobiernos postulaban más distancia con Washington. No casualmente, la última semana de marzo fue el pico de popularidad de Macri, de acuerdo a nuestros registros: 56,3% de imagen positiva contra 32,2% de imagen negativa.

En cambio, la imagen de Trump entre los argentinos deja un balance claramente desfavorable: 8,9% de imagen positiva contra 48,8% de imagen negativa, de acuerdo a la medición nacional que hicimos en la última semana de abril. Por esa razón, la reciente reunión entre Macri y Trump no dejó ningún rédito político. Occidente no provee caras atractivas para América latina. Si Obama fuera el presidente, la cumbre presidencial hubiera sido un acto de campaña electoral; con Trump, lo mejor es ser discretos.

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