Analytica

CENTRALIZACIÓN CAMBIEMITA VS. DISPERSIÓN PERONISTA

Por Julio Burdman

El cierre de alianzas el pasado miércoles 14 (jueves al mediodía en algunos distritos) tuvo un balance favorable para Cambiemos, ya que confirma que concurrirá a las elecciones legislativas en mejores condiciones que sus adversarios. En las campañas de agosto y octubre habrá situaciones estratégicas diferentes en los tres principales actores: Cambiemos tendrá una oferta unificada y coordinada en todo el país, la oposición peronista estará fragmentada (sobre todo, en el distrito clave), y la «Tercera Vía» que habitan Massa, Lousteau y otros no se ha llegado a constituir como una alianza nacional.

Cambiemos, que se ha presentado en prácticamente todos los distritos, ha demostrado que en términos legislativos sí es una coalición. Aunque el Poder Ejecutivo esté dominado por Macri y el PRO -con una participación módica de los aliados en algunos ministerios que no integran el gabinete económico-, en el Congreso se abre más el juego. En la Ciudad de Buenos Aires, todo indica que la lista de diputados nacionales estará hegemonizada por la Coalición Cívica, mientras que en Santa Fe se sumo la UCR a la alianza -previa ruptura formal con el oficialismo provincial, el Frente Progresista- y seguramente un radical terminará encabezando la boleta. En Córdoba habrá una integración mixta y en varias provincias más chicas los radicales tendrán control de lapicera. Todo ello se terminará de saber el 24 de junio, fecha límite para la inscripción de las precandidaturas -falta aún definir la provincia de Buenos Aires-. La ausencia de conflictos entre los socios de Cambiemos, más allá de alguna tensión menor, aleja fantasmas sobre la (in)estabilidad de la alianza. Lo que no significa que después de octubre, y en el marco del ajuste preanunciado, no regresen las discusiones por el espacio que le toca a cada uno en el Ejecutivo.

La armonía de Cambiemos en materia de precandidaturas aparece acompañada por un elemento clave: la centralización de la campaña. La comunicación de Cambiemos se caracteriza por una autoridad vertical, con una jefatura de gabinete que establece los contenidos generales de lo que se dice, y todos los voceros de Cambiemos deben ceñirse a ellos. En esta elección, seguramente no será posible mantener toda la uniformidad: Elisa Carrió y varios radicales provinciales harán campaña como les parezca. Pero todos estarán igualados por un mismo comando -dominado por el PRO- y por la defensa de la gestión de Mauricio Macri. La razón principal por la que Cambiemos no quiso hacer PASO en las principales provincias es porque quiere un mensaje unívoco de apoyo a Macri y antagonismo con el kirchnerismo, sin prestarse a discutir internas y otras cuestiones. El elector verá un oficialismo claramente identificado, con musculatura comunicacional y presente en todas partes.

En cambio, no será fácil sumar los votos del peronismo. ¿Cómo va a ganarle a Cambiemos, que suma todos sus votos en una misma columna, el conjunto disperso del PJ, el FPV y los peronismos provinciales con diferentes denominaciones? Poner luz será un trabajo para los analistas. El espacio pan-peronista sigue siendo amplio, pero hoy responde a diferentes estrategias: algunos peronismos provinciales irán a proteger sus realidades locales, y Cristina Kirchner se ha embarcado en una jugada riesgosa, que puede salir bien o no: ha «abandonado» momentaneamente el peronismo con el objetivo de tratar de liderarlo desde afuera. Si ella triunfa en las elecciones legislativas bonaerenses, y emerge en octubre como ganadora de la jornada, entonces el partido cristinista que ha creado días atrás -Unidad Ciudadana- se convertirá en un atractor de los retazos del movimiento. Si no lo logra, y es vencida por el candidato o la candidata de Cambiemos, entonces comenzará un proceso de reconstrucción del peronismo sin Cristina Kirchner como protagonista excluyente.

Por otra parte, tal vez como mencionábamos en informes anteriores, la coalición Un País de Massa y Stolbizer quedó prácticamente reducida al territorio bonaerense. En varias provincias se ha constituido -en algunas con liderazgo del GEN, en otras de Massa, y hasta en algunas como parte de Cambiemos- pero no se ha logrado un acuerdo con los que realmente importaban, que eran Lousteau en la Ciudad, De la Sota y Schiaretti en Córdoba, y los socialistas de Santa Fe. Cada uno de esos tres prefirió jugar su propio juego antes que plegarse a la aventura de Massa. El resultado es que Massa puede ser un desafiante importante en la Provincia, y seducir desde allí a diversos gobernadores peronistas, pero todavía no entra en la categoría de contendiente político nacional de Macri y CFK.

Así las cosas, mientras que Cristina Kirchner, Massa, Lousteau y otros se medirán para quedar bien posicionados en el universo opositor, Cambiemos sale unificado a la cancha para defender la gestión. Y eso, sin dudas, hoy opera como una ventaja competitiva.

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