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DE VUELTA LA RE-RE

El contexto económico mejoró en los últimos meses y aleja cada vez más la posibilidad de una transición desordenada. El ajuste cambiario y monetario frenó la salida de capitales y la cosecha de soja permite que suban las reservas internacionales. Al mismo tiempo, la recaudación mejoró y la asistencia del BCRA al Tesoro cayó. Sin embargo, se profundiza la caída en la actividad y el empleo, mientras la inflación se mantiene muy elevada. El gobierno debe optar entre REservas o REcesión.

En abril las reservas internacionales aumentaron en más de USD 1.200 hasta llegar a USD 28.200 M, principalmente por la mayor liquidación de las cerealeras y la menor demanda de divisas por importaciones y turismo. En este contexto, el BCRA sigue sin mover el tipo de cambio, se encuentra en $8 desde fines de enero. En consecuencia, junto al efecto del aumento en las tasas de interés, la brecha con el tipo de cambio paralelo mostró una leve caída y las expectativas de tipo de cambio para fin de año volvieron a caer.

Con la menor tensión en el mercado cambiario, finalizó el ajuste monetario. De hecho, tras retirar más de $32.000 M en el primer bimestre del año, entre marzo y abril la base monetaria aumentó en más de $7.300 M. Lo más destacado de abril fue que por primera vez el Tesoro fue contractivo en $7.000 M compensando parte de los $15.000 M que le giró durante el primer trimestre. El fin de la tregua monetaria, interrumpió el camino alcista de las tasas de interés que tibiamente comenzaron a bajar. Por caso la tasa badlar de bancos privados ya se ubica en 25%, 200 puntos básicos menos que un mes atrás.

Uno de los datos más importante es que la inflación no se espiraliza y muestra cierta moderación. Tras marcar subas del 5% mensual en el primer bimestre, en marzo y abril disminuyó a 3,4% y 3,0% respectivamente. Lo más relevante fue la desaceleración en la suba de los alimentos que tras un incremento del 5%, en el último mes bajó a casi el 2,0%. Pese a este comportamiento, la dinámica que muestran los precios sigue siendo preocupante dado que en los últimos doce meses acumulan un alza cercana al 40%.

La recaudación también trajo buenas noticias de la mano de la devaluación y la  inflación. Tras registrar un alza del 34% i.a. durante el primer trimestre, en abril el crecimiento de la recaudación tributaria se aceleró al 37% i.a. La mejor performance se sustentó en los mayores ingresos por retenciones que aumentaron 65% i.a. determinado por la combinación de devaluación (55% en el último año) y mayor liquidación de la cosecha de las exportadoras de las cereales. Los impuestos ligados al nivel de actividad mostraron cierta mejora en el margen, aunque están en línea con la evolución que tuvo la inflación. Finalmente, la recaudación asociada al mercado laboral volvió a mostrar señales de ajuste. De hecho, las contribuciones familiares y aportes personales subieron apenas el 19% i.a. en abril, 10 puntos porcentuales menos al alza registrada en los primeros tres meses del año.

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Está claro, la calma en el mercado cambiario y monetario, tiene como contrapartida un ajuste en el nivel de actividad. El alza de las tasas de interés y las restricciones a las importaciones le pegaron fuerte a una industria que desde 2012 no crece. A su vez, dos de los sectores que más dinamizan la actividad como la construcción y la industria automotriz están en caída. Por caso el patentamiento de 0km en los primeros cuatro meses del año cayó 19%, por encima de lo que sucedió en 2009 en un contexto de crisis mundial.

No hay posibilidades de un repunte del consumo, tanto masivo como de bienes durables, en los próximos meses. Las paritarias se están cerrando por debajo de la inflación por lo que la caída del 4% que tuvieron los salarios reales en el primer trimestre, como mínimo, se mantendrá. Así, el nivel de actividad durante los próximos meses seguirá siendo bajo mientras no haya condiciones para que la demanda repunte.

El gobierno priorizó estabilizar el mercado cambiario y monetario en desmedro del nivel de actividad para evitar una crisis de balance de pagos. Sin embargo, como venimos insistiendo, sin un plan macroeconómico integral que apunte a corregir el desequilibrio externo y fiscal, la calma de los últimos meses tendrá fecha de vencimiento. Para reducir el desequilibrio fiscal, a la mejora en la recaudación la debe acompañar la desaceleración en el gasto para no presionar al BCRA. Sin los dólares de la soja, con el atraso cambiario y sin acceso al crédito internacional, la presión sobre el tipo de cambio volverá poner en aprieto al gobierno entre volver a subir el tipo de cambio o profundizar la caída del nivel de actividad.