Analytica

LA APUESTA CONTRACÍCLICA

La economía entró formalmente en recesión. La inflación, el estancamiento del empleo, las subas en las tasas de interés y el deterioro de las expectativas impactaron de lleno en el consumo privado, que cae por primera vez desde 2002. Con paritarias que cierran por debajo de la inflación esperada, un panorama del mercado laboral cada vez más complicado y con una escasez marcada de financiamiento, será muy difícil que la actividad y el consumo en particular puedan repuntar en lo que resta del año. La apuesta del gobierno sigue siendo estimular la demanda aumentando el gasto en subsidios sociales y avanzar en el Programa de Precios Cuidados. Parece poco para evitar la tercera recesión en los dos períodos de gobierno de CFK.

De acuerdo a los datos oficiales publicados por el INDEC el viernes pasado, tras la contracción de 0.4% del último trimestre del año pasado, en los primeros tres meses del año el nivel de actividad profundizó la caída, con una baja del 1.5% respecto del trimestre previo. A diferencia de las otras dos recesiones (2009, por un desplome de las exportaciones generado en la crisis internacional y la peor sequía de los últimos 20 años, y 2012, por el derrumbe de la inversión tras el cepo cambiario) en esta oportunidad el enfriamiento se explica por el consumo privado, corazón del modelo. No es un dato menor: cuando lo que cae es el consumo, la recuperación siempre cuesta mucho y es más lenta.

Como destacamos en informes anteriores (ver «La estanflación entre nosotros», Analytico# 265), el ajuste cambiario y monetario de fines de enero le dio un duro golpe al consumo, que ya venía mostrando signos de debilitamiento desde la segunda mitad de 2013. De hecho, para el propio INDEC, en el cuarto trimestre cayó 2.5% respecto del trimestre anterior, la peor performance desde el primer semestre de 2002. La aceleración inflacionaria y el fuerte incremento en las tasas de interés derrumbaron la venta de bienes durables (autos, motos, electrodomésticos) y –lo sobresaliente- también afectó el consumo de no durables como alimentos.

Las cosas tampoco están mejor en los otros componentes de la demanda agregada. La inversión vuelve a caer tras el “veranito” del año pasado por el mayor impulso de la obra pública en tanto que las exportaciones siguen sin repuntar dado que salvo el complejo sojero, el resto de los sectores sigue en baja, en especial el automotriz.

La caída de la actividad impacta cada vez más en el empleo. De hecho, la industria y la construcción, dos sectores que representan cerca del 10% del empleo total, ya están ajustando los puestos de trabajo. En este contexto, con seguridad en los próximos trimestres el desempleo comenzará lentamente a subir. Ante este panorama, el poder sindical se debilita: el promedio de los acuerdos alcanzados apenas lograron incrementos de 30%, por debajo de una inflación que no será inferior a 35%. Así, en 2014 los salarios reales pueden mostrar la mayor caída de la década.

La contracción le quitó algo de impulso a la inflación de abril, aunque sigue en niveles muy altos y claramente superiores a los del año pasado. Para el INDEC, el IPCNu subió 1.8% en tanto que para el Congreso fue del 2.8%. Más allá de las dudas (cada vez más) en cuanto a las estadísticas oficiales, lo cierto es que la inflación es elevada: 40% anualizada para el propio INDEC en los primeros cuatro meses del año, el doble a la del año pasado. El Programa de Precios Cuidados no es suficiente para ubicar las variaciones de precios en niveles más razonables.

El gobierno nuevamente apuesta a cambiar el clima con políticas activas: para sostener el consumo aumentó la jubilación mínima (11% en marzo, +27% i.a.) y recientemente incrementó de $440 a $644 la Asignación Universal por Hijo (40%). Para fomentar la inversión sigue apostando al crédito direccionado como el Procrear y el reciente FONDEAR. Todas estas líneas, que cuentan con tasas muy por debajo de las del mercado, representan casi una cuarta parte del crédito al sector privado.

Aunque estos programas moderen la caída de la absorción doméstica, su efectividad final dependerá de cómo evolucionen los precios. Estimamos que el alza reciente en la AUH sólo alcanza a recuperar parte del poder de compra que perdió en el último año. Concretamente, con la dinámica actual, la AUH tendrá un alza promedio del 38% i.a., 2 pp. menor a la registrada el año pasado, en tanto que la Canasta Básica Alimentaria subiría alrededor del 44%, el doble al aumento que tuvo el año pasado. En otras palabras, a diferencia del 2013, en 2014 la AUH caería en términos reales, por lo que no será suficiente para sostener el consumo.

Para que la apuesta contracíclica sobre los ingresos que propone el gobierno pueda funcionar, debe atacarse seriamente el problema de la inflación crónica. De no hacerlo, habrá nuevas rondas de ajustes nominales que seguirán sin lograr recuperar poder real de compra, en un contexto de actividad cada vez más estancada y problemas crecientes en la generación de trabajo.

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