Analytica

¿Cómo llegamos a esto?

Por Julio Burdman

El jueves 14 de diciembre el gobierno con lo justo al quórum para iniciar la sesión en que se iba a votar el proyecto de ley de movilidad jubilatoria, o reforma previsional. El mismo proyecto que había logrado media sanción en el Senado el 29 de noviembre, por amplio margen. Algunos, como el diputado Felipe Solá, dicen que llegó en forma irregular, con diputados que aún no habían jurado. Pero más allá de esa discusión, lo cierto es que Cambiemos no llegó a la sesión con la comodidad que todos suponíamos. Las elecciones se ganan por un voto, pero es mejor ganarlas por varios. Para una ley como esta necesitaba legisladores de sobra en el recinto, y no los tenía.

Poco antes, ese miércoles 29 de noviembre, los senadores habían «cajoneado» la reforma laboral -por pedido de los líderes de la CGT- pero dieron amplio respaldo a tres proyectos del Ejecutivo que previamente habían negociado la Casa Rosada y los gobernadores. La reforma previsional logró 43 votos contra 23, el pacto fiscal 52 votos contra 15, y el proyecto de responsabilidad fiscal 53 contra 14 votos. Un gran día para un oficialismo que había salido victorioso en las elecciones del 22 de octubre, y que había podido lograr una foto de Mauricio Macri «bajando línea» a un plenario de gobernadores el 30 de octubre en el CCK. El gobierno de Cambiemos en su mejor momento.

Ese Senado, que con sobriedad republicana y sin estridencias le dio al Presidente triunfador casi todo lo que reclamaba, está gestionado por un cogobierno entre el interbloque Cambiemos y el Bloque Justicialista -afín a buena parte de los gobernadores- que lidera Miguel Pichetto. Que votó mayoritariamente -sin unanimidad- a favor de los proyectos del Ejecutivo, y los giró con media sanción a la Cámara de Diputados.

Allí, a diferencia de lo que ocurre en el Senado, Cambiemos tiene el bloque principal. A partir del 10 de diciembre, son 108 bancas sobre las 257 que nominalmente tiene la cámara. Más del 42%: solo necesita un poco más. Monzó, a pesar de tener los proyectos girados, decidió esperar dos semanas a que asumieran los nuevos representantes, para que los números le den mejor a Cambiemos. Mientras tanto, el debate comenzó a extenderse en los medios de comunicación. Aquello que se había votado sobria y discretamente en la Cámara alta, se convirtió en un debate generalizado. Los jubilados iban a perder plata con la nueva fórmula de actualización de los haberes. Dos semanas era mucho tiempo.

La presión social sobre los legisladores peronistas fue fuerte durante esos largos días. Ellos tienen compromisos con los gobernadores de sus provincias -no todos- pero también se deben a sus votantes. Y en general, eso es algo que los peronistas suelen tener más claro que otros políticos. Aunque no podemos asegurar que haya habido una contraorden de los gobernadores a los legisladores de sus distritos, tal vez podemos suponer que levantaron un poco el acelerador de la presión. El oficialismo se largó a convocar a una sesión especial para votar, y se pudo ver la desesperación de sus principales referentes en la Cámara baja -el presidente Monzó y el líder del bloque, Massot- cuando se notaba que el apoyo era menguante. Y que Pichetto supo hacer mejor su trabajo.

Para hoy, lunes 18, Cambiemos ha vuelto a convocar a votar. Esta vez, llamaron también a una reunión a algunos gobernadores peronistas aliados -Urtubey, Bertone, Bordet, Manzur- quienes volaron en sus aviones oficiales para sortear el paro de pilotos, que puede complicar el traslado de diputados. Algunos legisladores viajaron en los aviones de sus gobernadores, cuyo precio acaba de subir. Seguramente se llegará al quórum, y hoy lo más probable es que la ley, controvertida y urgente, se termine aprobando. Habrá mucho movilización social, y forcejeos duros en la calle, pero el gobierno no quiere correr el riesgo de perder esta votación. Ni política, ni económicamente. Todo sirve, también, como aprendizaje: Cambiemos ganó la elección legislativa pero cada proyecto de ley será difícil, nada está garantizado. Y la efectividad requiere una buena gestión de las relaciones de poder.

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