Analytica

La palabra de un Presidente en crisis.

Por Julio Burdman

Ayer lunes a las 9:30 de la mañana Mauricio Macri y Nicolás Dujovne relanzaron el programa económico. El primero, asumiendo ya la realidad de la crisis pronunció un discurso dirigido a la sociedad, con una apelación especial a sus propios votantes. El segundo, reconfirmado y fortalecido en su cargo -ahora tiene más áreas dependientes de su cargo, entre ellas la secretaría de Energía- le hablo al FMI y los operadores del mercado.

Macri reconoció que la situación de crisis económica se extiende desde hace cinco meses -«los peores meses de mi vida después de mi secuestro», agregó. Y, plenamente convencido, apuntó al equilibrio fiscal como norte de solución. Ese equilibrio se logrará con un mix de ajuste fiscal (recortes de gastos y subsidios) y aumento de impuestos (sobre todo, de los derechos de exportación). Anunció que habrá contención social, con aumento de partidas de asistencia, admitiendo de esa forma los costos del ajuste. Dijo que la pobreza aumentará a «más de un tercio» de la población como efecto inevitable de la devaluación y la inflación. Dujovne, a su vez, anunció una reducción del déficit por estas dos vías (ajuste y recaudación) del 2,7%. La meta es llegar a un superavit primario de 1% y al crecimiento en 2020.

Macri, abatido, parecía reconocer que este gris panorama económico le cierra el camino a la reelección. Por eso apeló a su núcleo duro de votantes con toda la batería del diccionario macrista: cambio, decir la verdad, nunca más corrupción, los cuadernos, el país que recibimos, no podemos vivir por encima de nuestras posibilidades; tenemos que hacerlo juntos. Con creencia y gran convicción en sí mismo y en el camino elegido, dijo otra vez que veníamos bien hasta que «pasaron cosas». Cambiaron el contexto y la confianza. Y apuntó a dos razones a la hora de explicar por qué los mercados «dejaron de confiar» en la Argentina: el impacto de los «cuadernos» y la aparente hostilidad de la oposición legislativa. Este último tema es, al menos, injusto: hasta ahora, Macri y su gobierno contaron con una inusual colaboración de parte de legisladores peronistas, gobernadores, sindicalistas y movimientos sociales.

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Esta explicación que apunta hacia el peronismo es para sus votantes y tiene un sentido claro. Ellos tienen que seguir creyendo en el Presidente. Les avisó que van a sufrir por la recesión, pero les suplicó que no lo abandonen. Les dijo que la culpa no es suya, ni de ellos. Los mercados, varios empresarios argentinos, la oposición y la mayor parte de la opinión pública ya lo han abandonado: dejaron de creer en Macri y en Cambiemos. Al menos, en el tándem Macri – Carrió. Muchos ya avizoran otra coalición política. Pero Macri necesita que ese núcleo duro, ese 30% de votantes que lo «banca» en las malas, que culpa de todo al pasado y grita «queremos flan», siga ahí. Que no se mueva. Sin ese 30%, Macri perdería toda competitividad electoral. Y se quedaría sin defensores. El día en que ese electorado fiel y antikirchnerista se aparte de Macri, ya no quedará mucho en materia política.

Desde el análisis político, el gabinete es importante porque expresa a la coalición de gobierno y su funcionamiento. En este caso, lo anunciado solo consolida el modelo de gestión vigente hasta ahora. Por eso la apuesta al votante es tan grande: porque Macri no introdujo ningún cambio político. Durante el fin de semana se especuló con cambios en el gabinete. Se habló de reemplazos en los cargos hoy principales (Jefatura y Economía), en la posible incorporación de Sanz a un puesto importante, al ascenso de los ministros con mejor diálogo en el peronismo. Contrariamente, esta reducción a la mitad de la cantidad de ministerios (es decir, de la conversión de cargos ministeriales a secretarías, sin impacto fiscal) empodera un poco más a la Jefatura de Gabinete conducida por Marcos Peña y, como dijimos, al Ministerio de Economía de Dujovne.

Ahora que las cartas están echadas, lo que viene es monitorear las variables y sus tendencias. ¿Hasta dónde aguantará el electorado macrista un nuevo ajuste? ¿Resistirá el «colchón social» una nueva devaluación? ¿Cómo reaccionarán el campo y los exportadores a los cambios en las retenciones? En definitiva: ¿cuál será el grado de aceptación de este nuevo plan? De todo esto depende la continuidad y la gobernabilidad de Mauricio Macri.