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LA VALIDEZ DE LAS ENCUESTAS

Las últimas semanas se vieron caracterizadas, en el ambiente político, por la aparición de diversas encuestas de intención de voto para octubre de 2015. Algunas de ellas fueron publicadas en los grandes medios, y otras fueron difundidas extraoficialmente a través de redes sociales y sitios de internet. Y los resultados de las mismas, cabe destacar, son contradictorios. Un estudio sostenía que Massa se mantenía en primer lugar, y que Scioli y Macri competían por el segundo. Otro que Scioli lideraba la intención de voto, seguido por un Massa en descenso y en tercer lugar por un Macri en ascenso. Una tercera fuente informaba que Massa y Scioli competían por el primer lugar, a gran distancia de Macri.

Los candidatos del FA-UNEN, en los tres casos antes citados, estaban lejos de los primeros puestos, pero dependiendo del estudio, la suma de los mismos los proyectaba a la primera línea de competencia, o no. Ninguno de ellos daba cuenta del ascenso de Randazzo.

Estas encuestas, realizadas con tanta anticipación respecto de las elecciones, forman parte de una competencia de posicionamiento. Y son útiles en ese sentido. Sirven para que los precandidatos midan sus probabilidades, evalúen sus estrategias de alianza, identifiquen los escenarios potenciales. También, como nadie ignora, constituyen una herramienta de campaña. Entre Massa, Macri y el FA-UNEN hay intereses superpuestos que, en algunos casos, bien podrían dirimirse antes de las PASO. Lo mismo aplica para la interna del oficialismo, entre Scioli y los contendientes más afines a la Presidenta.

No obstante, aunque suene obvio, no está de más aclarar que ninguna de estas  encuestas está en condiciones de elaborar un pronóstico sólido, más allá de la proyección individual de los involucrados. Faltan 16 meses para las presidenciales. Si nos fijamos en los antecedentes de nuestro país, rara vez una encuesta fue capaz de predecir un triunfo electoral presidencial con tanta anticipación. En este caso, faltan además varios procesos por delante: la constitución de alianzas, la postulación de precandidatos, y las PASO. El tiempo por transcurrir, y las transformaciones que seguramente operarán estas tres instancias previas, hacen que sea virtualmente imposible inferir, solo de las actuales encuestas de posicionamiento y sin proyectar dichos procesos, la futura sucesión presidencial.

Por Julio Burdman