Analytica

DESCARRILADO

La dinámica fiscal es insostenible y enciende una luz roja para la transición. El estímulo a la demanda a través de la expansión fiscal es cada vez menos efectivo. Mientras los ingresos sufren  la recesión, el gasto no da señales de moderación y se dispar el déficit.. De no mediar cambios, como todo parece indicar, el bache fiscal en el segundo semestre será récord. Con el Banco Central como único prestamista del Tesoro, la fuerte emisión de pesos prevista aumentará la tensión en el mercado cambiario, monetario y en los precios.

Concretamente, en el segundo trimestre -y en junio en particular- el déficit fiscal subió notoriamente. Es que “la otra brecha” (tal como lo venimos destacando desde principios de año) no para de crecer. Pese al envión de la inflación y la devaluación en los ingresos (que crecieron al 35% i.a.), el gasto subió mucho más (47% i.a.), siendo lo más destacado el fuerte incremento en los subsidios, en especial los energéticos.

El gobierno sigue pagando los costos de una mala política energética lo cual impacta tanto en las cuentas externas como en las fiscales. De hecho, en el primer semestre del año el déficit de la balanza comercial energética fue de USD4.200 M, el doble que un año atrás. Al mismo tiempo, para evitar un ajuste mayor en las tarifas, el gobierno debió destinar 112% más de recursos para el sector, concentrando 77% del gasto total en subsidios.

Con esta dinámica, el resultado primario del primer semestre fue $2.200 M, la mitad al del mismo período del año pasado. La situación es más complicad aún si consideramos que 11% de los ingresos responde a las transferencias realizadas por el BCRA y el FGS (subieron 180% i.a.) y el fuerte incremento en la carga por intereses (se duplicaron) debido a la devaluación y el ajuste por el “nuevo” CER. Con todo esto, el déficit fiscal “ajustado” de la primera mitad del año fue de casi $90.000 M, el triple al registrado entre enero y junio de 2013.

Fiel a su estilo, en un contexto de recesión y default, el gobierno seguirá apostando a las “virtudes” de la política fiscal. De hecho ya amplió las partidas presupuestarias para distintos programas, como una nueva moratoria previsional, planes de empleo entre otros. Con los ingresos sin miras de repuntar y la mayor carga por intereses, estimamos que en el segundo semestre el desequilibrio fiscal superará los $170.000 M, y el año terminaría con un rojo fiscal “ajustado” cercano a $300,000 M (5% del PBI). La mayor parte de este faltante recaerá en el BCRA que deberá emitir al menos $150,000 M

La transición pone en evidencia que la Argentina no sólo tiene una restricción externa, sino que la restricción fiscal es cada vez más determinante.

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