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BRASIL: LA ELECCIÓN POR EL CAMBIO

El significativo incremento en la intención de voto de Marina Silva (Partido Socialista Brasilero / Rede) después de ser ungida como candidata por esa coligación electoral, luego de la trágica muerte del candidato Eduardo Campos, provocó un terremoto en el escenario político brasileño.

La última encuesta publicada la muestra posicionada en situación de empate (34%) con la Presidente Dilma Roussef (Partido de los Trabajadores), candidata a la reelección, con un crecimiento en su intención del orden de los 15 puntos porcentuales en 15 días, capturando prácticamente la totalidad de los cambios porcentuales en indecisos, votos en blanco y, por sobre todo votos del candidato del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasilero), Aecio Neves que pierde 5 puntos porcentuales de intención de voto.

Esta situación lleva a una segunda vuelta en la cual Marina Silva se impondría cómodamente a Dilma por 50% a 40%.

Hay algunos elementos que surgen del conjunto de encuestas publicadas recientemente y que parecerían tender a confirmar las posibilidades que este escenario se confirme.

El primero y, aparentemente más relevante, es la demanda de la sociedad por un cambio –totalmente indefinido con relación al qué y al cómo- detectada por todas las encuestas desde las protestas de mayo/junio del año pasado y que por diversas razones – imagen, trayectoria de vida, renuncia al PT (Partido de los Trabajadores), etc. – Marina Silva parece ser quien más se acerca a cumplir con esta demanda social. Tanto es así que cuando se segmentan las encuestas lidera ampliamente en todos los sectores que encabezan esta demanda por cambio; jóvenes, con estudios superiores, renta media, regiones más dinámicas del país. Curiosamente todos sectores que fueron ampliamente beneficiados durante los años de gobierno del PT.

El PT lidera en las regiones donde antiguamente ganaban ampliamente los partidos conservadores; Norte y nordeste, personas de edad, con educación primaria, baja renta y pequeñas ciudades muy dependientes del empleo público.

Otro elemento muy relevante a considerar es que la presidente Dilma Roussef tiene el mayor índice de rechazo de todos los candidatos (35%) mientras que Marina tiene el más bajo (15%), siendo que nunca un presidente fue elegido en Brasil cuando su índice de rechazo es mayor a 40%.

Estos comentarios no quieren decir que la elección ya esté definida.

Hasta el primer turno, Marina Silva tendrá que empezar a definirse sobre una enorme cantidad de temas económicos y sociales que tienen potencial para restarle votos. Sus antecedentes evangélicos y las posturas relativamente duras con relación a temas caros a sectores progresistas (casamiento homosexual, aborto, etc.,), así como algunas características mesiánicas y autoritarias de su personalidad tienen potencial para ahuyentar algunos segmentos del electorado.

El electorado rural le tiene una amplia desconfianza como consecuencia de los repetidos choques en función de la defensa del medio ambiente y el desflorestamiento en la región del Cerrado y Amazonia.

Sus mentores económicos (Eduardo Gianetti da Fonseca y André Lara Resende) y la coordinadora de campaña (Neca Setubal) son parte del establishment económico y financiero de Brasil y deberán explicar cómo promoverán el necesario ajuste fiscal sin afectar los programas sociales que son la bandera del PT, aunque por otra parte le aseguran un sustancial flujo de apoyo económico.

Existen dos potenciales casos de escándalo que está siendo fuertemente amplificados en internet por blogueros simpatizantes del PT y que podrían, en alguna medida, provocar algún daño sobre su imagen; la vinculación de su marido Fabio Vaz de Lima en una donación de madera de caoba cortada ilegalmente y capturada por el IBAMA cuando Marina Silva era Ministra de Medio Ambiente de Lula y ese órgano dependía de ella a una ONG ambientalista que tendría vinculaciones con él. Adicionalmente y aunque no la afecta en forma directa, el avión que cayó y en el que murió su compañero de fórmula, Eduardo Campos, está ¨flojo de papeles¨ y el PSB no consigue articular una respuesta consistente sobre la relación existente entre sus dueños y el alquiler del avión para la campaña.

Finalmente, deberá enfrentar al Gran Elector de Brasil, el ex Presidente Lula, su antiguo correligionario, quien tiene un significativo ascendiente sobre el electorado y sobre quien no se descarta, pese a sus reiteradas negativas, que, si las encuestas continúan mostrando que Dilma tiene condiciones de perder, pueda asumir la candidatura del PT (tendría tiempo hasta el 15/9 para hacerlo).