Analytica

LOS LÍMITES DE UNA ESTRATEGIA QUE SE AGOTA

Ya empieza a definirse la tendencia que dominará los últimos meses del año: una peor performance de las variables macroeconómicas. Exportaciones, consumo e inversión seguirán cayendo, mientras la inflación no cesará. La situación es compleja porque el principal condicionante al crecimiento, la restricción externa, se agudiza alimentando las expectativas de devaluación. No hay razones para estimar un cambio de rumbo en los próximos meses.

Según el INDEC, en la primera mitad del año el PIB no creció. Todos los componentes de la demanda privada cayeron: consumo, -1,8%; inversión, -2,3%; y exportaciones, -7%. El gasto público fue el único que siguió creciendo ( +4% en términos reales). En el tercer trimestre las cosas tampoco mejoraron, las exportaciones siguen cayendo al igual que el transporte de cargas, por caso.

La actividad industrial acumula más de doce meses consecutivos de caída. La importante retracción en el sector automotriz  (-20%) es  determinante. El escenario es de una mayor restricción a las importaciones y un menor dinamismo del mercado interno, producto de la caída del salario real. Por caso, en agosto las importaciones de insumos para la industria continuaron contrayéndose. Cada vez son más las empresas, en especial pymes, que encuentran dificultades para acceder a dólares oficiales para pagar importaciones. Esto las obliga o bien a contraer la actividad, o bien a acceder a otros mercados de divisas, como el “contado con liqui” para producir a costos superiores.

Es una demostración más, como veníamos señalando (ver “Recesión salva reservas”, Analytico #257) hace tiempo, que el Gobierno opta por frenar la actividad pero no seguir perdiendo reservas. En estas condiciones, no es posible recuperar actividad económica sin descuidar los dólares del Banco Central.

La llave maestra para volver a abrir todas las puertas de la demanda de divisas e ir hacia una transición ordenada en 2015 es un mayor ingreso de dólares. La caída del saldo comercial (-9% a agosto) vuelve más imperiosa la necesidad de conseguir financiamiento externo. En ese marco dar cierre al conflicto con los holdouts es determinante. La tensión que la decisión política de no estructurar un puente de acuerdo que permita el cierre del capítulo holdouts generará mayores desarreglos financieros y reales. No es claro que en enero, cuando vence la cláusula RUFO, el gobierno desee alcanzar un acuerdo.

Desde la política, la dicotomía “Patria o Buitres” le permite, si bien no aumentar la imagen positiva del gobierno, sí recrear condiciones épicas que el kirchnerismo necesita en su última etapa de gestión. El límite a esa eventual estrategia del “no acuerdo” es el previsible deterioro socioeconómico que genera la recesión. EL INDEC confirma que la caída del salario real privado es horizontal a todas las provincias y regiones, con la excepción de Neuquén, donde el efecto Vaca Muerta introduce una lógica diferente. Los límites de esta estrategia económica son claros y están cada vez más acotados.