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FUERTE AJUSTE EN EL CONSUMO

Se profundiza la caída en el consumo y se enciende una luz de alerta por las menores ventas de bienes de primera necesidad en super e hipermercados. El impacto de la recesión ya se siente en las decisiones más sensibles de consumo. Los menores niveles de financiamiento muestran que las familias ven un horizonte prolongado de incertidumbre. El efecto multiplicador de un menor consumo para los próximos meses profundiza el escenario de mayor recesión este año y también de 2015.

Como era esperable, la aceleración de la inflación desde principios de año tuvo un efecto negativo sobre el consumo. La primera señal fue la retracción en las ventas de automóviles 0km que mes a mes profundizaron la caída hasta llegar a un impactante -42% en octubre. A partir de febrero también comenzaron a disminuir las ventas en shoppings, cayendo 12% en el tercer trimestre, casi cuatro veces más que entre abril y junio.

Si bien también en el segundo mes del año se resintió la venta en supermercados a partir de abril tuvo cierta recuperación, lo que se puede atribuir a las consecuencias del cierre de las paritarias. Sin embargo, el viento a favor duró poco y desde junio acelera su caída, pasó de -3% en agosto a -5,1% en setiembre.

El análisis de la dinámica de caída en la venta de supermercados permite exponer la crónica de una recesión en aumento. Durante los primeros seis meses del año el ajuste se dio principalmente en indumentaria y textiles para el hogar (-6%),  almacén (-4%) y bebidas (-4%). Mientras a partir del tercer trimestre, luego de siete meses consecutivos de retracción del salario real, el consumo en alimentos de primera necesidad  profundizó su caída. Las ventas de carne en supermercados pasó de caer 2,4% en el segundo trimestre a 4% en julio y agosto. Al mismo tiempo las compras en verdulería y frutas, luego de cierta recuperación en el segundo trimestre, cayeron 5% en agosto.

La mayor caída en el consumo prolonga el knock out de una industria que desde 2011 no crece. En particular, en el tercer trimestre la actividad industrial se contrajo 1,8%, principalmente porque la industria automotriz sigue sin encontrar un piso: entre julio y setiembre cayó 28%, 3 p.p. más que durante el segundo trimestre. Como resultado, en los primeros nueve meses del año la actividad industrial se redujo 2,5%.

Las familias ya no buscan compensar la caída en su poder de compra (ver  “Empeora la distribución del ingreso”,  Analytico #290) recurriendo al financiamiento bancario; los préstamos personales se desaceleran desde principios de año; y desde agosto crecen menos del 20% nominal, muy por debajo de la inflación.

Así las cosas, no hay razones para proyectar un cambio de tendencia en el consumo en el mediano plazo. En un contexto de aun moderada destrucción de puestos de trabajo los trabajadores difícilmente puedan negociar aumentos salariales que les permitan recuperar el poder de compra. Al mismo tiempo las jubilaciones, principal fuente de ingreso de los sectores bajos, continuarán promediando una caída de  7% en términos reales hasta marzo, cuando normalmente se hace efectiva la primera actualización del año. Sin embargo, la ley de movilidad jubilatoria establece que el aumento depende de la evolución de la recaudación y del índice salarial que publica el INDEC, ambos creciendo actualmente por debajo de la inflación.

Por lo tanto la recuperación del mercado interno queda supeditada al efecto que pueda tener un impulso de la oferta. Las empresas son hoy en día las que están concentrando el ahorro de la economía, con elevados porcentajes de liquidez en pesos. El incentivo a canalizarlo hacia nuevas inversiones para posicionarse mejor ante una economía que, a pesar de la recesión, mantiene niveles de consumo históricamente elevados, podría existir. Sin embargo, la falta de dólares y sus respectivas consecuencias (trabas a las importaciones, incertidumbre cambiaria, etc.), siguen siendo  el principal freno para recuperar los niveles de inversión previos a 2011.

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