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MÁS SOMBRAS QUE LUCES

El deterioro del sector energético es sin dudas una de las mayores deudas que dejará el kirchnerismo. La falta de inversiones provocó un derrumbe en la producción de petróleo y gas que derivó en la pérdida de la soberanía energética.

Aunque viene moderando la caída en el último año, la producción de petróleo y gas no dan señales de repunte. En los primeros nueve meses la producción de petróleo crudo llegó a 23.000 m3, 1.5% menos que en el mismo período del año pasado. De esta manera, este año la producción llegaría a apenas 30.000 m3 lo cual implica el nivel más bajo desde 1991 y habrá acumulado una caída de casi el 40% desde el máximo alcanzado en 1998 (si tomamos sólo la etapa kirchnerista, la merma es del 30%). De hecho, desde 2002 no hubo ni un año en el que se lograra un repunte en la producción. Idénticos resultados tuvo la producción de gas natural: entre enero y septiembre cayó 0.5% i.a. hasta los 31.000 m3 con lo que cerraría el año en el mismo nivel que en 1999, habiendo acumulado una reducción del 21% desde 2003 cuando llegó al nivel más alto.

La menor producción se cubrió reduciendo las exportaciones y aumentando las importaciones. Para tener una idea del derrape de la política energética vale analizar el balance energético publicado recientemente por la Secretaría de Energía: mientras que en 2007 la importación de energía total (gas natural, petróleo, electricidad, diesel oil) representaba 4% de la oferta total (primaria y secundaria), en 2013 llegó al 12% lo que implica un incremento de la oferta importada del 260% en apenas 6 años.

Desde el punto de vista de las cuentas externas, esta situación derivó en la pérdida del superávit comercial energético. Concretamente, desde 2006 cuando la balanza comercial energética marcó un superávit de más de USD6.200 M (las exportaciones por USD8.000 M e importaciones por USD1.800 M), el saldo se fue achicando año a año y ya para 2011 marcaba un déficit de USD3.000 M. La pérdida de casi USD10.000 M fue explicado por la caída del 15% en las exportaciones (en cantidades se redujeron un 50% y fue compensada por el fuerte incremento que tuvieron los precios) y salto de las importaciones que se multiplicaron por 5 (pasaron de USD1.800 en 2006 a USD9.600 M en 2011 debido al alza conjunta de precios y cantidades -85% y 208% respectivamente-.

Lejos de mejorar, la pérdida de divisas del sector se intensificó desde 2012. Sin la ayuda de los precios internacionales, las exportaciones del sector siguieron en baja acumulando en los últimos 3 años una merma de 22%. El pobre desempeño la producción industrial permitió moderar el incremento de las importaciones que subieron “sólo” 9%, básicamente por los precios dado que las cantidades cayeron 12%.

Así las cosas, la recesión está conteniendo el déficit de la balanza comercial de energía que este año llegaría a USD6.000 M, 13% superior al de 2013. Recuperar la soberanía energética requerirá de grandes inversiones y de un marco regulatorio que propicie la actividad energética. Vaca Muerta ofrece una gran oportunidad para resolver este problema, pero no será un camino sin dificultades.

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