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LA GUERRA PERDIDA

La inflación es el principal problema en la agenda económica. La restricción fiscal y externa son la consecuencia de este desequilibrio que ya lleva casi 8 años sin ser atendido. El gobierno no tiene un plan para bajarla y sigue aplicando recetas que ya fracasaron. Alejado el contexto de “alta, pero estable”, el incremento de los precios supera ampliamente al de los salarios. En un contexto de falta de crédito, con caída del empleo y del ingreso de las familias el consumo privado no da señales de recuperación. Sin que se vislumbren cambios en lo que le queda de mandato, la inflación será el principal limitante para salir de la recesión.

Concretamente, en octubre los precios subieron en torno de 2%, acumulando en los últimos doce meses un alza de 40%, casi el doble que un año atrás. Si bien la aceleración es generalizada en todos los componentes, se destaca una mayor incidencia de los precios de los servicios públicos. De hecho, el incremento del 180% en las tarifas de agua, 170% en las de gas y 64% en transporte público aportaron casi 6 pp. (el triple que en el mismo período del año pasado) y explicaron una cuarta parte del de la aceleración inflacionaria.

Con el resultado de octubre, en los últimos 6 meses la inflación se estabilizó en torno al 2.3% mensual (ó del 40% anualizado) muy por debajo del comportamiento registrado en los primeros 4 meses del año cuando promedió un alza promedio del 4.0%. La moderación es generalizada en todos los capítulos aunque se destaca alimentos, que bajó a la mitad, y transporte que no tuvo nuevos ajustes tras el aumento de principios de año. La excepción fue el capítulo de vivienda que por el ajuste de las tarifas de agua a mediados de año (+183%) aumentaron 4% por mes, 1 pp. por encima del período enero y mayo.

Si bien el “ajustazo” en el nivel de actividad, el freno monetario y la estabilidad del tipo de cambio permitieron que la inflación no se dispare, sigue superando a la registrada en el mismo período del año pasado cuando promedió 2.0% por mes. El “calentamiento” de los precios no fue por alimentos, de hecho crecen menos que el año pasado, sino por las tarifas de servicios regulados como vivienda, trasporte y comunicaciones.

Vale destacar que pese al cambio de índice que presentó el INDEC, el IPC Nacional (IPCNu) sigue subestimado la inflación. Concretamente, en octubre marcó un alza de apenas el 1.2% mensual, la más baja desde que comenzó a publicarse, acumulando en el último año un incremento de 28%. Lamentablemente, el INDEC no publica la apertura geográfica del índice de manera de poder establecer una mejor lectura regional. De esta manera el gobierno vuelve a perder una oportunidad para recuperar credibilidad y coordinar expectativas. De hecho, entre 2007 y 2013, previo a la publicación del IPC, la inflación real era 2.2 veces superior a la del INDEC, ahora sólo se redujo al 1.5 veces.

Así las cosas, con los ajustes previstos en los precios de los alimentos y en otros servicios públicos como electricidad, estimamos que la inflación tendrá un piso de 2% mensual y terminará por encima de 40%, la más alta desde la salida de la convertibilidad. No es una buena noticia para una economía que aún tiene fuertes distorsiones de precios relativos.

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