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¿RECESIÓN SALVA RESERVAS?

En enero el superávit comercial fue de apenas USD 35 M, 87,5% por debajo del registro del año anterior y, el nivel más bajo desde principios de 2001. Está claro que se acentúa el deterioro de la única fuente de oferta de divisas en pie, en un contexto donde la demanda sigue creciendo. Al gobierno ya no le quedan cartas por jugar antes de que ingresen los dólares de la cosecha a partir de abril: devaluó 25% en enero, subió 10 puntos las tasas de interés y obligó a los bancos a reducir sus tenencias en divisas. Como resultado, en febrero las reservas cayeron apenas USD 100 M. Sin embargo, una vez que desaparezca el proyectado efecto de los agrodólares, la restricción externa nuevamente podría recrudecer, obligando a reestablecer el equilibrio cambiario via una nueva devaluación.

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En enero, al igual que en diciembre, cayeron las importaciones 4%. Pero no fue suficiente para compensar el desplome de las exportaciones (- 8%) que cayeron tanto en cantidades (-5%) como en precios (-3%). Los dos principales complejos exportadores, el sojero y el automotriz, comenzaron a reflejar la dinámica que probablemente consoliden durante el resto de 2014. Por un lado, las ventas del complejo sojero crecieron 20%. Considerando las buenas proyecciones para la cosecha (alcanzaría los 55 M de toneladas) y la tendencia alcista de los precios por la menor producción esperada en Brasil (en febrero subió 10% y volvió a superar los USD 500, siendo el valor más alto de los último cinco meses) las perspectivas para los próximos meses son muy buenas.

En la vereda opuesta se encuentra el complejo automotriz. Las exportaciones arrancaron 2014 con una caída del 13%, comportamiento que se repetirá a lo largo del año puesto que es Brasil dependiente, y se estima que en el país vecino las ventas de autos 0Km caerán 3%. En enero, los embarques de autos y piezas a ese destino declinó por sexto mes consecutivo (-17%).

En resumen, estimamos que las exportaciones de 2014 serán cada vez más soja dependientes siendo el único sector que aumentará las ventas externas, compensando la caída en las exportaciones de manufacturas de origen industrial y de combustibles.

Por su parte, las importaciones, que representan el 13% de la oferta total en Argentina, también se desaceleran. No sorprende, porque desde mediados de 2013 la demanda está enfriándose. Las importaciones de dos de los tres usos más relacionados con la demanda de corto plazo, bienes intermedios y de consumo, caen en promedio 4,5% por mes desde junio de 2013. Mientras el tercero, combustibles y lubricantes, disminuyó en los últimos dos meses, principalmente en enero, porque se lo compara contra enero de 2013 cuando registró un salto importante (+ 75%).

En paralelo, la importación de autos, como era previsible, se desacelera fuertemente, tanto por la caída de la actividad como por el aumento en los impuestos a los bienes de lujo. De esa forma, sólo la compra de bienes de capital registró cierta mejora, con un alza del 4% en enero. Si el gobierno logra estabilizar las expectativas sobre el tipo de cambio es esperable que comience a disminuir la importación de equipos y maquinarias desde el exterior. De lo contrario continuará creciendo a un ritmo similar.

La pregunta relevante para la dinámica del sector externo es si la disminución de las importaciones será suficiente para frenar la caída en las reservas internacionales. La respuesta es no; únicamente una baja del PBI de al menos 2,5% reduciría las importaciones de tal manera que las reservas se mantengan constantes respecto a 2013.

En las actuales condiciones nuestra proyección es que el crecimiento económico será nulo y el saldo comercial se ubicará apenas por encima de los USD 10.000 M. De esa forma, considerando los pagos de deuda en moneda extranjera y de los servicios financieros, las reservas caerán en USD 6.100 M hasta alcanzar USD 24.000 M a fin de año.

Al gobierno no le quedan muchas cartas por jugar. Un comodín sería que el acuerdo con Repsol destrabe inversiones o líneas de crédito en el exterior, lo que parece difícil en el corto plazo. Por lo tanto, de seguir en este sendero terminará reestableciendo el equilibrio cambiario mediante una nueva devaluación, haciendo que una mayor caída en el poder de compra de los trabajadores y del nivel de actividad reduzca las importaciones en suficiente cuantía como para frenar la caída en las reservas.