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MÁS TRABAS, MENOS INDUSTRIA

La actividad industrial no repunta y en 2014 cayó por tercer año consecutivo. Siendo el mayor demandante de divisas, las trabas a las importaciones en combinación con atraso cambiario y con Brasil creciendo menos impiden la recuperación, especialmente en los sectores más integrados globalmente. El menor nivel de actividad ya se nota en el mercado laboral, donde se observa caída de empleo y salarios que le perdieron el tren de la inflación. Así, con una restricción externa cada vez más activa y con el BCRA priorizando la pax cambiaria por sobre la actividad, la industria manufacturera se encamina a un nuevo año recesivo.

Concretamente, de acuerdo al INDEC, en 2014 la actividad industrial intensificó el ciclo bajista y cayó 2.5% i.a. Esta performance estuvo directamente asociada a la disminución del 21% i.a. en la producción automotriz, en tanto que el resto de los sectores repuntó 1.1% i.a. siendo lo más destacado el repunte de la industria metalúrgica que se recupera de la fuerte caída sufrida dos años atrás. Con este resultado, desde que alcanzó el nivel más alto en 2011, la producción industrial acumula una merma de casi 4% impulsada por los sectores intensivos en capital y en especial la automotriz que produjo 24% menos que tres años atrás. Lejos quedó “la belle epoque” comprendida entre 2004 y 2011 cuando la tasa de crecimiento del sector industrial promedió el 7% anual con subas generalizadas en todos los sectores, sólo la refinación de petróleo fue la excepción que, testigo de una mala política energética, prácticamente no registró cambios.

Esta pobre performance se siente cada vez más en el mercado laboral. Por caso, el índice de obreros ocupados del INDEC cayó en 2014 un 2.3% y las horas trabajadas bajaron 3%, siendo la peor performance desde 2009, cuando en plena crisis financiera ajustaron 3% y 6% respectivamente. Esto le quitó impulso a los salarios que cayeron más de 12 pp. en términos reales, la mayor caída del salario real desde 2002 cuando perdieron más del 24% i.a.

A pesar de la menor producción industrial, el balance comercial del sector sólo tuvo una leve mejora. Sucede que el ajuste de las importaciones fue casi idéntico al de las exportaciones. De hecho, desde 2011 ambas cayeron más del 15%. Así, el déficit comercial en 2014 bajó a USD 26.000 M, USD 4.000 M menos que en 2011 (en 2013 fue de $29.200 M). El ajuste fue generalizado en todos los sectores, aunque los que más contribuyeron fueron la industria automotriz y el de maquinaria y aparatos eléctricos.

En un contexto en el que la oferta de divisas del agro tiende a caer, con un tipo de cambio cada vez menos competitivo y sin acceso al financiamiento externo, las probabilidades de recuperación para la industria son muy reducidas. Se requiere un nuevo enfoque para el crecimiento industrial; sin duda las restricciones a las importaciones sólo generan, para esta estructura productiva, más recesión.

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