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LA INDUSTRIA CAE, LAS RESERVAS RESPIRAN

La industria no repunta y difícilmente lo pueda hacer en el actual contexto de política económica. La decisión del gobierno de priorizar la estabilidad cambiaria y monetaria por sobre el nivel de actividad le quita posibilidades de recuperación a la producción que viene en caída desde 2011. Con menos ingresos de dólares y con una demanda de dólar ahorro cada vez más alta, la industria padece la falta de divisas. Al ser un sector estructuralmente deficitario en materia de divisas, la menor producción industrial es una buena noticia para la pax cambiaria pero muy mala para el empleo y el nivel de actividad.

Concretamente, de acuerdo al INDEC, en enero la producción industrial tuvo una caída de 2.1% respecto a un año atrás. Esto fue explicado por el derrumbe de la industria automotriz que arrancó el año con una caída de casi 30% i.a. en tanto que el resto de los sectores mostró un crecimiento del 0.8% i.a. Aunque los primeros dos meses del año son “particulares” debido a las paradas técnicas y vacaciones, los resultados de enero confirman la tendencia declinante que viene mostrando la actividad industrial desde 2011. De hecho, mientras que entre 2007 y 2011 la actividad creció a un ritmo promedio de 6%, entre 2012 y 2014 cayó a razón de 1% año, tendencia que repetiría en 2015, en el que estimamos una caída del orden de 2%. Este es el resultado de la combinación de restricción a las importaciones con atraso cambiario y menor demanda brasileña.

La caída en la producción llevó a que la utilización de la capacidad instalada en enero último fue la más baja para el primer mes del año desde 2003 y está 10% debajo de la que alcanzó en enero de 2011, año en el que la producción industrial tuvo su pico. La menor capacidad instala es común en la mayoría de las ramas aunque se destaca la de la industria automotriz que opera prácticamente a la mitad de la capacidad con respecto a 2011.

El freno industrial alivia la tarea del BCRA de cuidar la caja en dólares y continuar así con la estabilidad cambiaria. Esto es porque la industria es la principal demandante de divisas, dado su saldo comercial es deficitario. De hecho, en plena expansión de la actividad industrial el déficit comercial del sector subió de USD20.000 M en 2007 a USD28.000 M en 2011, en tanto que con la caída registrada desde entonces lo redujo a USD24.000 M. Analizando el déficit por rama de actividad, se destaca que el peor resultado se lo lleva la industria electrónica con un rojo que el año pasado llegó a USD15.000 M; le siguen la industria química con un saldo negativo de USD4.000 M y en menor medida la industria automotriz con un déficit de USD1.500 M (vale destacar que en los últimos dos años logró achicarlo a la mitad).

A diferencia de otros períodos de ajuste, el ahorro de divisas que genera la menor producción industrial es cada vez menor. Incluso, midiendo el déficit de la balanza comercial industrial respecto al PBI industrial, notamos que el mismo alcanzó 37%, el peor resultado de las últimas dos décadas.

En un contexto en el que caen las exportaciones del agro (que es el único que aporta al superávit comercial) por los menores precios y en el que aumenta el déficit energético, todo el peso del ajuste recae en la actividad industrial. Sin un shock de términos de intercambio que financie las importaciones industriales, al apertura de financiera será la llave para que la industria logre repuntar.

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