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EL FPV SE DEPURA

Las palabras de la Presidenta pronunciadas el 7 de mayo en Chaco resonaron con fuerza al interior del Frente para la Victoria (FpV), y la oferta presidencial comenzó a depurarse. El primero fue el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. Replicó el movimiento el ministro de Defensa, Agustín Rossi y, sólo unas horas después, hizo lo propio el ex canciller Jorge Taiana. Hasta allí, al menos hasta el momento, llegó la depuración y todo indica que habrá, tal como se venía perfilando hace un tiempo, un mano a mano entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli y el ministro de Transporte, Florencio Randazzo. Las encuestas muestran que Scioli es el gran favorito.

En “la madre de todas las batallas”, la provincia de Buenos Aires, también hubo novedades: se bajaron el titular de la Anses, Diego Bossio; el número 2 del Ministerio de Desarrollo Social, Carlos Castagneto; el legislador bonaerense Fernando “Chino” Navarro y el intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi, que irá por otro mandato en su municipio. Siguen en carrera el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza y, con menos chances, el número 2 del Ministerio de Seguridad, Sergio Berni. El intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, también, aunque cada día está más cerca de quedarse a cuidar su parcela municipal. Otras alternativas, como la del número 2 de la PBA (Gabriel Mariotto) o la del presidente del Grupo Provincia (Santiago Montoya), se fueron diluyendo.

Dentro del FpV, y el peronismo en general, el consenso es que haya dos candidatos presidenciales que pugnen por la nominación en las PASO y 3, o quizás 4, candidatos anotados para suceder a Scioli en La Plata. Quizás pueda haber una defección más en la pelea por la provincia.

Mientras la depuración continúa (ratificando la conducción de la Presidenta sobre el “movimiento”), persiste la duda sobre si CFK optará por un candidato o se limitará, como ha hecho hasta ahora, a ordenar la compulsa interna y dar la bendición recién tras las PASO. Todo indica que se mantendrá al margen hasta el 9 de agosto y, recién allí, dará su bendición al ganador. Lo que sí está claro es que la Presidenta no quiere, ni siquiera en agosto, candidatos testimoniales. Intuye, quizás influida por la experiencia fallida de la Ciudad, que la mejor manera de ganar en octubre es hacer una competencia acotada entre opciones fuertes que impida que el voto kirchnerista se diluya entre varias opciones. A diferencia de lo que se pensaba hace un tiempo, cuando se creía que CFK planeaba dejarle el Gobierno a Mauricio Macri para volver en 2019, queda claro que Cristina quiere competir fuerte en octubre.