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LA MURALLA QUE RESISTE

Para aguantar la transición, el gobierno prioriza controlar el mercado de cambios y aumentar las reservas internacionales de modo de afrontar la pesada carga de vencimientos de deuda que se vienen. En un contexto de caída de exportaciones, default técnico y presión a la dolarización de cartera, la “apertura heterodoxa” de la cuenta capital, la restricción a las importaciones y giro de utilidades son determinantes para mantener la “pax” cambiaria. El repunte de las reservas desde octubre del año pasado se explica casi con exclusividad por los préstamos swap con el Banco Central de China. En tanto, el balance general del mercado cambiario continúa siendo deficitario. Mientras sigan los problemas de fondo, y salvando las distancias, el financiamiento de China cumple la misma  función que tuvo el “blindaje” del FMI en 2001.

Concretamente, de acuerdo al último informe del Balance Cambiario publicado por el BCRA, entre el último trimestre del año pasado y el primero de éste, las reservas internacionales aumentaron algo más de USD4.000 M gracias al ingreso neto de USD6.400 M de Organismos Internacionales, compuesto principalmente de los swaps con el Banco Central de China. Este financiamiento fue más que suficiente para afrontar la salida de neta de capitales del sector privado, dado que el superávit comercial no alcanza a compensar la mayor demanda de dólar ahorro y de viajes.

Hay problemas que se deben encarar lo antes posible. Caída en el precio de las materias primas, atraso cambiario y menor crecimiento de nuestros principales socios comerciales son una dura prueba para las exportaciones, que siguen en declinación. De hecho, en el primer trimestre los ingresos por exportaciones de bienes cayeron USD2.200 M  (-15% i.a.) debido principalmente a la reducción de 20% i.a. en las liquidaciones del agro (por la menor cosecha de maíz y cebada y la caída de los precios internacionales) mientras que la del resto de los sectores mantuvo la dinámica de los trimestres anteriores  (bajó 12% i.a.).

Con ingresos financieros (sea por inversión directa o por préstamos) muy limitados, la mala performance de las exportaciones le quita grados de libertad a la política de administración de reservas. Al igual que en entre octubre y diciembre, el gobierno priorizó abastecer la demanda de dólar ahorro y de viajes para descomprimir el dólar paralelo mientras siguió limitando los pagos por importaciones y eliminó los giros de utilidades. De hecho, la fuga por dólar ahorro y viajes alcanzó a USD3.500 M en el primer trimestre, USD1.200 M (+60% i.a.) más que en el primer trimestre del año pasado; en tanto, los pagos por importaciones de bienes bajaron USD3.000 M (-23% i.a.), siendo las más bajas desde el primer trimestre de 2010. Así las cosas, pese a todas limitaciones impuestas, el BCRA vendió en el trimestre más de USD1.000 M en el mercado de cambios.

Durante este período el gobierno aprovechará la estacionalidad de la mayor liquidación del agro y las emisiones de deuda de YPF y del propio Tesoro (USD3.000 M entre ambas), para seguir recomponiendo reservas internacionales y afrontar la segunda mitad del año en el que la dolarización de carteras irá en ascenso y cuando se concentra la mayor carga de vencimientos de deuda. Prueba de ello es que entre abril y el 13 de mayo pasado los activos externos del BCRA aumentaron otros USD2.400 M y ya rozan los USD34.000 M. Cuanto más rápida sea la liquidación del agro, más chances existirán de que el BCRA agilice el pago para las importaciones. Será un respiro muy breve, pues no están dadas las condiciones básicas para resolver los problemas del frente externo.

Así las cosas, los swaps con China serán la principal contención que tendrán las reservas internacionales en tiempos de transición. Si bien se alejan las chances de una crisis de balance de pagos, si no se aprovecha para hacer las correcciones de fondo, se correrá un destino similar al de otros intentos fallidos de estabilización externa, como el blindaje del FMI de fines de 2001.

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