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A LA CAZA DEL VOTANTE MEDIO

En sólo dos semanas se empieza a definir la forma que tendrá la política en los próximos cuatro años. Las PASO del 9 de agosto confirmarán si efectivamente en octubre prevalecerá una marcada polarización entre dos modelos opuestos de país, o si, por el contrario, dominará en buena parte de la sociedad, un cariz equidistante a las soluciones extremas para los problemas argentinos. Con la dificultad estructural de no disponer de encuestas confiables para tomar el pulso social, el escenario está, como nunca en los últimos meses, abierto.

Tanto el candidato oficialista Daniel Scioli como el que hasta ahora aparecía como el más férreo antikirchnerista, Mauricio Macri, empiezan a dar señales concretas de buscar el centro, el votante medio, reflejando que la independencia del voto es la que dominará las preferencias electorales y que los polos discursivos quedarán sólo como extremos de un país ficcional, como el “relato versus el anti-relato” y no más que eso.

La dificultad comunicacional de instalar el mensaje equidistante a los polos que venía teniendo Sergio Massa en un buen trecho de su campaña, ahora parece estar encontrando eco en sus adversarios, abriendo incluso un fuerte debate en el seno del PRO por el apoyo de Macri a políticas de fuerte cuño kirchnerista, como la AUH, o las estatizaciones del sistema previsional, YPF y Aerolíneas Argentinas, cuya bancada de Diputados en su momento votó en contra. El macrismo queda así entrampado en un giro discursivo que lo obliga a explicar, a semanas de las PASO, una vocación de cambio que ya no parece ser tal y que enfrenta a otras posiciones, incluso del oficialismo, que confluyen a la moderación.

Scioli, en tanto, se aleja de los apoyos más radicalizados hacia su campaña (Conti, Kunkel, D’Elia, la Cámpora) y prefiere enviar señales a sectores opositores al gobierno, como el campo, indicando que eliminaría retenciones a las economías regionales o al trigo, o circular economistas de confianza, como Bein y Blejer, por los medios de comunicación, sabiendo de antemano que no resultan atractivos para Kicillof y su equipo. Una apuesta al voto “blando”, no K, fundamental para sus aspiraciones presidenciales.

En esta búsqueda, tal vez anticipada, del votante medio, del argentino poco politizado, vuelven a crecer tímidamente las chances de Sergio Massa de cara a octubre. Por ser el que primero ocupó ese espacio catalogado como “la ancha avenida del medio” puede correr con cierta ventaja discursiva, si finalmente las PASO apuntan a una tendencia hacia la “no polarización”.

El camino a octubre, con el 9-A como primera estación, asimismo, estará muy influido por el manejo de corto plazo de la política económica. Los sobresaltos del dólar “blue” de las últimas semanas no favorecen la sensación de estabilidad y previsibilidad que busca instalar el gobierno; por eso, hasta las elecciones la administración del dólar será prioritaria, intentando que la brecha no se escape y crezca la volatilidad en tiempos de voto muy volátil pero alejado a la vez de opciones pendulares.