Analytica

LA GOBERNABILIDAD

“Sólo el peronismo puede gobernar”. La frase es una de las máximas de la política argentina. Más allá de los debates sobre su validez, cada vez que asoma la posibilidad de que un partido que no sea el PJ llegue a la Casa Rosada reaparecen los temores sobre la gobernabilidad que pueda lograr una vez en el poder.

Más aún cuando se trata, como ahora, de un “tercer partido”, como lo denomina la ciencia política, que no tiene pergaminos ejecutivos a nivel nacional, es joven (el PRO tiene menos de una década), deberá introducir medidas impopulares en el terreno económico, no tiene lazos fuertes con el sindicalismo, integra una coalición con pocos meses de vida y varios etcéteras más.

Pero hay varios otros factores que invitan a pensar que la gobernabilidad que tendría Mauricio Macri, en caso de acceder a la Presidencia, no sería menospreciable y que esta vez podría ser distinto. Veamos.

Se trata, en primer lugar, de un dirigente con pergaminos ejecutivos probados. El líder de Cambiemos gobernó durante 8 años la Ciudad de Buenos Aires, un distrito de 3 millones de habitantes (y designó exitosamente a su sucesor) y, como siempre remarcan cerca suyo, nunca tuvo mayorías en la Legislatura. En segundo lugar, la UCR (que tiene gobernadores, intendentes, legisladores, militantes e implantación territorial) integra la coalición. En tercer lugar, el PRO gobernará el área metropolitana en la que viven casi 50% de los argentinos: María Eugenia Vidal estará a cargo de la provincia y Horacio Rodríguez Larreta de la Ciudad. Además, Cambiemos tendrá 35,3% de las bancas de la Cámara Baja (en la Cámara Alta, clave para gobernar, apenas tendrá el 22,2%), un porcentaje que lo sitúa no muy lejos del quorum. Tendrá que negociar ley por ley, como hizo en la Legislatura porteña, pero no será imposible. Asimismo, y gracias al balotaje, Macri podría asumir con el apoyo de más del 50% de los argentinos y podría convertirse, según marcan las encuestas, en el Presidente más votado de la Historia.

Por supuesto, la dinámica de la política argentina no permite hacer futurología taxativa y, desgraciadamente, tenemos un acervo importante de gobiernos fallidos. Argentina no es un país fácil de gobernar. Sin embargo, Cambiemos tiene stocks de poder no menores y, por supuesto, si gobierna bien podrá disponer de nuevos flujos (más apoyo ciudadano o nuevas incorporaciones políticas) que alejen los viejos fantasmas del pasado de la gobernabilidad.