Analytica

EL PLAN BELGRANO Y EL 2017

Las recientes elecciones generales trajeron consigo múltiples rupturas históricas, pero también varias continuidades. Una de las más importantes es que la estratégica Cámara Alta del Congreso, esencial para gobernar el país (como quedará en claro en los próximos tiempos), seguirá en manos del PJ que, entre sus múltiples versiones, controlará más de 50 de las 72 bancas. El oficialismo contará, a priori, con apenas 15 propias (el PRO aportará 4 y la UCR, 11) y deberá, por lo tanto, negociar con el peronismo ley por ley para lograr hacer avanzar la agenda ejecutiva.  Esa será la regla hasta, al menos, finales de 2017. ¿Y después?

“La alternancia ya está. El equilibrio político en Argentina se juega dentro de dos años en el Senado”, escribió por Twitter el politólogo Andrés Malamud luego del balotaje. Apunta al hecho de que, en 2017, se pondrá en juego un tercio de la cámara (24 escaños) y el PJ arriesga una parte sustancial de su poderío institucional remanente.

Elegirán sus representantes en la Cámara Alta la provincia de Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz. Entre las 24 bancas en disputa en 2017, nada menos que 20 corresponden a las distintas versiones del PJ. Es lógico: se renueva la elección del 54,11% de 2011 en las que CFK se impuso en todas las provincias (excepto en San Luis, donde, de todas maneras, también ganó una versión local del PJ). La UCR pone en juego apenas 3 y el FAP, la restante. El PRO no pone en juego ninguna.  Es decir, Cambiemos arriesga muy poco y tiene, por lo tanto, todo para ganar. ¿Podrá obtener una tajada importante de esos 24 escaños, emparejar la relación de fuerzas en la Cámara Alta y acercarse al quórum propio?

No será fácil. Mauricio Macri sólo ganó en tres de esas ocho provincias en el balotaje (Jujuy, La Rioja y San Luis), aunque, en este último caso, porque no competía ninguno de “los hermanos”. La clave será el éxito que tenga Mauricio Macri en su gestión (y, sobre todo, la reactivación que logren las alicaídas economías regionales) y, por ende, el arrastre desde arriba que pueda imprimirle a sus listas legislativas. A nivel local, también serán claves las gestiones de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y la de Gerardo Morales en Jujuy, las únicas dos provincias que eligen senadores y son gobernadas por Cambiemos. En Buenos Aires, el PJ tiene las dos bancas de la mayoría y el FAP (que no forma parte de Cambiemos) la de la minoría y, en Jujuy, el PJ tiene dos y la UCR, 1.

Pero el factor decisivo para el desempeño electoral de Cambiemos será el éxito y el despliegue que consiga el Plan Belgrano (PB), el ambicioso plan de desarrollo para el atrasado Norte Grande cuya ejecución estará a cargo del tucumano José Cano, titular de la Unidad Plan Belgrano dependiente de la Jefatura de Gabinete. Asimismo, en el mientras tanto, el PB será central para atraer voluntades legislativas en el Congreso. La mitad de las provincias que elegirán senadores son del Norte y, por ende, potenciales beneficiaras de la jerarquizada iniciativa oficial. Si el PB consigue desplegar sus alas (y, sobre todo, se vuelca en las urnas) y Cambiemos hace una ingeniería electoral inteligente, el 2017 podría ser otro año de rupturas históricas y podría decantar en una Cámara Alta más equilibrada.