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¿SINTONÍA FINA FISCAL?

Pese a que 2015 finalizó con el mayor desequilibrio fiscal de las últimas tres décadas, la recaudación tributaria creció a buen ritmo por lo que la presión tributaria alcanzó un nuevo récord. De cara a 2016, el gran desafío será mantener el ritmo de la recaudación y lograr moderar el gasto de manera de revertir el continuo deterioro de las finanzas públicas. Por el momento el gobierno sólo avanzó en medidas para reducir la carga tributaria, pero no dio señales sobre el programa fiscal de 2016. Avanzar en la corrección fiscal será clave para sostener las expectativas favorables del cambio. Sólo así, el esfuerzo realizado para acomodar las cuentas externas no habrá sido en vano.

Concretamente, en diciembre la recaudación tributaria interrumpió la desaceleración registrada durante octubre y noviembre y subió 34% i.a. Salvo el IVA-DGI que moderó su dinamismo dada una base de comparación muy elevada (en diciembre de 2014 había crecido 53% i.a.), todos los ingresos mejoraron aunque lo más destacado fue el nuevo repunte de impuesto a las ganancias que aumentó 48% i.a. y de los ingresos ligados a las importaciones (IVA-DGA y Aranceles) que favorecidos por la devaluación acumulada en los últimos doce meses (30% en promedio) y cierto repunte en las compras desde el exterior, pegaron un salto del 56% i.a., la mejor performance del año. Por el lado de las retenciones, con el incremento en las liquidaciones del agro sumado a un tipo de cambio más alto lograron moderar la caída y prácticamente igualaron a las de un año atrás.

Con todo esto, en 2015 la recaudación tributaria fue 31% superior a la de un año atrás totalizando más de $1.500.000 M (28% del PBI, 10 pp más que en 2004), ganándole por 5 puntos a la inflación. La mayor contribución la hizo el impuesto a las ganancias, que aumentó 43% i.a. y aportó un tercio del incremento total y otro tanto lo generó la contribución a la seguridad social, que subió 34% i.a. Vale destacar que, de la mano de la caída de las exportaciones, los ingresos por retenciones declinaron 10% i.a. por lo que su participación en el total se redujo a apenas 5% (recordemos que en 2003 la misma llegó al 13% del total).

Pese a este crecimiento real de los ingresos tributarios, todo indica que el resultado fiscal del 2015 marcará el peor desequilibrio de los últimos 30 años. Como lo venimos destacando, parte del mismo obedece a que en la última década el gasto creció persistentemente por encima de la dinámica de la recaudación. La dificultad de “ajustar” el gasto obedece a que dos tercios del mismo es “inelástico” como salarios, jubilaciones y planes sociales por lo que “el candidato natural” son los subsidios (en especial los energéticos) que prácticamente explican la mitad del déficit total. Vale destacar que el gran bache fiscal no es exclusivo del gobierno nacional, sino también de provincias y municipios.

Así las cosas, si bien no esperamos grandes novedades fiscales para los próximos dos meses, prevemos que tras “acomodar el cuerpo” en cuanto a paritarias e inflación, el gobierno iniciará el plan de consolidación fiscal con una reducción de subsidios energéticos y buscando hacer más eficiente el gasto en personal. De no hacerlo, las necesidades financieras del Tesoro pondrán continuamente en jaque la incipiente estabilización del mercado cambiario.

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