Analytica

STAY AND GO

La Argentina está muy cerca de dar un paso clave que definirá el rumbo que tome la economía local en el corto plazo. Si acata las condiciones que estableció el juez Griesa podrá volver a captar financiamiento externo en mejores condiciones y allanar el camino de la transición. En un contexto de déficit comercial y con pocas reservas internacionales, la apertura financiera es la llave para administrar los costos del ajuste.

Uno de los aspectos más destacados del nuevo equipo económico es la decisión de ponerle punto final al default y regularizar la situación del país con la comunidad financiera internacional. No es un dato menor, pues acceder al financiamiento externo es tan urgente como necesario en tiempos en los que las exportaciones caen y con el Banco Central con pocas reservas internacionales en su haber.

Marcando un notable cambio de estrategia respecto a la Administración Kirchnerista, el gobierno fue avanzando en las negociaciones con los holdouts (HO) sobre parámetros lógicos. No ofreció un canje con quita sobre el capital (como los de 2005 y 2010, lo cual era una propuesta irreal dado que la Argentina perdió en todas las instancias del juicio por el pari passu o tratamiento igualitario) sino que fue más realista y ofreció una quita sobre los intereses devengados y punitorios. Recordemos que la deuda total en cesación de pagos es de USD6.700 M que con intereses ronda los USD20.000 M y el gobierno está ofreciendo un pago en efectivo con una quita del orden del 30% sobre el monto total. En el caso de la ley con juridicción NY (es aquí donde está el mayor conflicto) el capital original es de USD3.000 M y se eleva a USD9.000 M incluyendo los intereses. Si bien los HO más duros aún no dieron su conformidad (cerca del 15% ya lo aceptó)  la voluntad de que mostró la Argentina fue muy valorada por el juez y ello allana el camino para el primer paso: que Griesa reponga el “stay” (la cautelar). Esto será luego que el gobierno le pague a los HO que ya aceptaron la oferta al tiempo que el Congreso derogue la “Ley Cerrojo” (la que le impedía pagar a bonistas que no aceptaron los canjes anteriores) y la “Ley de Pago Soberano” (sancionada en septiembre de 2014 y cambiaba la sede de pago de Nueva York a Buenos Aires o París).

Aunque el stay no es la solución definitiva, lograrlo sería una muy buena noticia. Permitiría salir del default técnico dado que los tenedores de deuda ya reestructurada podrán cobrar los vencimientos devengados desde julio de 2014 (el monto asciende a casi USD2.600 M y están depositados en el Banco Nación) y -ya sin riesgo de embargo- el gobierno podrá salir a emitir deuda en los mercados internacionales. Además de quitarle presión al BCRA en cuanto al financiamiento, permitiría reducir el riesgo país y abaratar el costo del capital, tanto para el sector público como para el privado. Sin dudas, un gran avance para un país que estuvo más de una década alejado del financiamiento externo y obligado a un innecesario “vivir con lo nuestro”.

Se avecinan tiempos de normalización económica. El gobierno y BCRA deberán ahora limitar el impacto inicial del acuerdo. Entre la liberalización de los pagos a tenedores de deuda performing y a los HO que hasta ahora aceptaron la oferta (incluyendo casi USD1.500 M a bonistas Italianos), se sacrificarán USD5.500 M de reservas internacionales por lo que con el “stay” asegurado, el Tesoro saldrá a emitir deuda en moneda extranjera por USD15.000 M.

Como lo venimos destacando desde hace tiempo, la liberalización de la cuenta financiera es clave para evitar un mayor ajuste de la actividad. Esto porque con la muy mala performance que tuvieron las exportaciones en los últimos 4 años, por una combinación de atraso cambiario, caída de precios de las materias primas y crisis energética, el saldo comercial se tornó deficitario y con ello el déficit en la cuenta corriente alcanzó el peor resultado desde 1998.

Concretamente, con la revisión de las estadísticas de comercio exterior que publicó el INDEC la semana pasada el saldo comercial en 2015 mostró un déficit de USD3.000 M, el peor resultado desde 1999. No es un dato aislado sino que marca una clara tendencia declinante desde los USD9.000 M alcanzados en 2011. La dinámica obedece a la muy mala performance que tuvieron las exportaciones que en los últimos 4 años acumularon una caída de más de 30% (de USD83.000 M a USD56.700). Sin saldo comercial favorable, dado el rojo en la cuenta de servicios y rentas (por pago de intereses y utilidades devengadas), el déficit en la cuenta corriente del balance de pagos habría cerrado en más de USD17.000 M (3% del PBI).

Pese a la mejora que tuvo la competitividad tras la unificación y consecuente devaluación, no esperamos un rápido repunte de las exportaciones dado que seguirán sintiendo la caída en los precios internacionales y la desaceleración de la demanda global, en especial desde Brasil. En este contexto, prevemos que la cuenta corriente seguirá en terreno negativo. ¿Qué implica? Contrario a lo ocurrido en los últimos años en los que se financió el déficit en la cuenta corriente con control de capitales y reservas internacionales, ahora lo deberá hacer a través del financiamiento voluntario pues no hay margen para seguir perdiendo reservas internacionales.

En este contexto, mantenemos nuestro optimismo en cuanto a una pronta regularización de la deuda pública, lo cual será un impulso importante para el mercado local. No sólo permite mejorar las perspectivas del financiamiento del sector público sino también del sector privado. El flujo de capitales que ingresaría al país sería lo suficiente abultado para abastecer el mercado de cambios, con lo cual esperamos que el tipo de cambio se estabilice en una banda de flotación entre $15 y $16 a lo largo de todo el año.

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