Analytica

UN DISCURSO OPORTUNO

El mes de marzo suele ser el comienzo simbólico del año. Comienzan las clases, el verano llega a su fin y las familias retoman su rutina anual habitual. Asimismo, se “enchufan” nuevamente con la agenda pública y el clima político tiende a ponerse más espeso. El puntapié de ese proceso suele ser el discurso que el Presidente brinda ante la Asamblea Legislativa el 1° de marzo.

El discurso que brindó Mauricio Macri ante los senadores y los diputados seguramente oficie de parteaguas de la dinámica política en curso. Fue una virtual (re)lanzamiento de su gestión.

Con la llegada de marzo, el periodo de gracia que la sociedad le da al nuevo Presidente (los famosos primeros 100 días) está a punto de expirar y, por lo tanto, la sociedad le endilgará de manera creciente la responsabilidad sobre lo que está pasando y no perdonará la tibieza ni la falta de mención sobre ciertos temas que hoy preocupan a los ciudadanos (la inflación y la inseguridad, centralmente).

Era necesario un mensaje fuerte y enérgico, y Macri lo dio. La sociedad comienza a verlo como el Presidente de todos los argentinos, y él se mostró así y más enérgico que de costumbre. Habló de todos los temas (incluyendo la famosa “herencia K”).