Analytica

CRUZANDO LA FRONTERA

Tras la exitosa emisión de deuda que le permitió a la Argentina salir del default, se abre una nueva agenda de oportunidades para retomar a un sendero de crecimiento sostenido, con más inversión y una economía menos desequilibrada. Tras más de una década alejada de los mercados financieros internacionales, la apertura financiera oxigena al gradualismo fiscal del gobierno y  abre la puerta para que las empresas puedan financiar inversión. Para no quedar atrapado en la mera especulación del mercado, el gobierno deberá poner el foco en poner en marcha la economía, sin dejar de lado el objetivo de bajar la inflación.

Tal como señalamos en el Analytico#366 (“De lo urgente a lo importante”), con la salida del default, el gobierno terminó con los aspectos urgentes del Programa económico, pues el mercado cambiario no hubiera resistido un año más. La devaluación, quita de retenciones, liberalización del mercado cambiario y la salida del default fueron desafíos ineludibles para evitar una crisis de balance de pagos. En este proceso, la colocación fue un éxito rotundo: las ofertas casi quintuplicaron el monto objetivo, lo que permitió bajar la tasa de interés e incluso aprovechar para captar USD1.500 M adicionales valiéndose de la ley de Presupuesto 2016. La consecuencia inmediata fue una nueva caída del riesgo país y una sustancial baja en el costo de financiamiento, tanto para las provincias como para las empresas. De hecho, esperamos que a lo largo del año se emita deuda de gobiernos locales y de empresas por alrededor de USD 10.000 M (recordemos que ya se colocaron USD2.500 M).

Con este panorama, tras más de una década alejada del financiamiento externo, la Argentina vuelve a la cancha. Lo hace en un momento oportuno pues los principales bancos centrales (en especial la FED y el BCE) mantendrán los estímulos monetarios y la liquidez global sigue siendo elevada lo que genera un alivio para los mercados emergentes. De hecho, se estima que este año los flujos de capitales a emergentes se recuperarán a USD600,000 M, tras el “frenazo” que tuvieron en 2015 (USD240,000 M) y muy por debajo de los USD1,200,000 M promedio registrados durante los 5 años anteriores. El nuevo panorama no es un dato menor, pues permite vislumbrar un escenario más relajado para los países en vías de desarrollo, acotando las presiones devaluatorias domésticas.

Con este marco de fondo, el desafío es recuperar gravitación captando una porción creciente de estos flujos. La salida del default permitirá que a la Argentina mejore su calificación de riesgo, saliendo de la categoría de “frontera” y de esta forma abaratar el costo del finaciamiento. En este contexto, vemos un escenario signado por el ingreso de capitales financieros y con estabilidad cambiaria.

La experiencia nos enseña que la apertura financiera por sí sola no es la solución a los problemas económicos. La tentación es que se utilice para financiar déficit del sector público, el atraso cambiario y, posteriormente, la fuga de capitales. El desafío de mediano plazo es evitar el “pecado original” y manejar la euforia inicial para dar un buen uso de esos capitales, entre los que se destaca mejorar la productividad global economía. Sólo así la Argentina podrá tener salarios altos, baja inflación y evitar los ciclos de “stop and go”. En este sentido el país tiene mucho camino por recorrer dado que la inversión en relación al PBI es de las más bajas de los emergentes, junto a Brasil (menos del 20%). Otro desafío es dejar atrás la “década perdida” en infraestructura: se necesitan al menos USD40,000 M anuales para invertir en hidrocarburos, energía renovable, trenes, vialidad, puertos, comunicaciones entre lo más importante. También es una buena oportunidad para que la Inversión Extranjera Directa (IED, esto es, empresas en la que extranjeros tienen al menos el 10% del paquete accionario) renueve sus expectativas en el país e incremente los aportes de capital, luego de muchos  años de escasos desembolsos.

Vemos un escenario alentador para la economía local en los próximos meses en el que la inversión será el factor clave para iniciar la recuperación del nivel de actividad y dejar atrás un primer semestre muy duro, en el que el consumo sintió de lleno el impacto del ajuste.

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