Analytica

EL DERRAME

La gran apuesta del gobierno es que la inversión despegue y que derrame sus beneficios sobre el resto de las variables como el empleo, salarios y consumo, apostando al círculo virtuoso de contar con una macroeconomía sana que invite a pensar en el mediano plazo. Sin dudas la Argentina ofrece oportunidades en sectores muy dinámicos como el agrícola y en el sector hidrocarburíferos, especialmente en gas. En la agenda no puede quedar afuera la inversión en infraestructura dado que en la última década tuvo un fuerte deterioro. Mejorar rutas, puertos, comunicaciones es un aspecto clave para ganar competitividad más allá de los vaivenes del tipo cambio nominal. De hecho, de acuerdo al Indice de Competitividad Global del World Economic Forum, la Argentina tiene serias falencias en aspectos como el marco institucional, la infraestructura, el desarrollo financiero y la eficiencia del mercado laboral.

Si bien el gobierno confía que la salida del default y la estabilización cambiaria son claves para un repunte de la inversión, en la práctica el camino no está exento de riesgos. El ordenamiento de precios relativos está siendo más duro de lo esperado.  Esto se siente en el consumo de las familias que se contrajo en el primer trimestre y proyectamos que lo hará en el segundo también. Siendo que representa casi dos tercios del PBI, será muy difícil que la economía arranque con el consumo en baja. En este contexto, el gobierno empieza a perder apoyo político y aumenta el mal humor social, lo que muestra que terminó la “luna de miel” típica de los primeros meses. Así lo marcan las encuestas de opinión de Abril en las que se observa una fuerte caída en la confianza del consumidor y en la imagen positiva del presidente (20 puntos), al tiempo que la negativa tuvo un fuerte repunte. Incluso se puede apreciar que el sentimiento negativo sobre el futuro del país supera al positivo por primera vez en el año.

Nuestro escenario base apunta a que la crítica situación actual es transitoria. La apuesta a la recuperación en el segundo semestre no tiene margen de error. Si la inflación no baja el escenario negativo comenzará a ganar espacio. El gobierno sabe que la economía le tiene que empezar a traer buenas noticias tras el esfuerzo realizado en el primer semestre; los tiempos se acortan. La oposición, y el peronismo en particular, van ganando oxígeno y esto puede complicar la labor del oficialismo en el congreso.

Los resultados sobre el nivel de actividad durante el primer semestre fueron peores a lo que esperábamos, pues la inversión está demorando el despegue. A pesar de ello, seguimos previendo un repunte en el segundo semestre. La baja de la inflación en un contexto de ajustes salariales por encima a los esperados en el marco de una política monetaria que se irá tornando menos contractiva permitirá quebrar la tendencia declinante del consumo. A esto se suma una política más expansiva en la que se espera un repunte de la obra pública, que hasta hoy tuvo un notable ajuste.