Analytica

EL 2° SEMESTRE DE LA POLÍTICA

El semestre más famoso de los últimos años está a la vuelta de la esquina y todos están esperando ver qué pasará con la economía. Aquí nos proponemos, en cambio, analizar las dinámicas políticas, que suelen seguir a la dinámica de “la macro” por estas pampas, en los dos escenarios posibles y divergentes que se abren a partir del 1° de julio.

Arranquemos por el escenario negativo: la estanflación (aunque con menos inflación, cierto piso para el nivel de actividad y la ansiada llegada de los nuevos sueldos) se prolonga y sigue apretando los presupuestos familiares, aumenta la conflictividad en “la calle”, se mantiene cierta preocupación sobre el nivel empleo (aunque sea más una sensación que una realidad), el crédito sigue caro, persisten las complicaciones sectoriales, las inversiones entran muy a cuentagotas y, en suma, no aparecen los famosos “brotes verdes” que palpita el Gobierno.

Vayamos, ahora, al escenario positivo: hay una reactivación del nivel de actividad (y, aun con rezago, en el empleo) más palpable, se registra una baja más pronunciada de la inflación al entorno de 1,5% mensual, una sensación más clara de que la economía se encarrila hacia un mejor puerto, el dólar sigue calmo, la obra pública empieza a sentirse, índices en terreno positivo, un blanqueo exitoso que tracciona la demanda y crédito más barato.

Veamos, ahora, los impactos políticos de ambos escenarios. En el negativo, lógicamente, veremos a un Gobierno más debilitado (hoy, los índices de aprobación son muy buenos) pues ha hecho virtualmente un all-in (como en el póker) a un segundo semestre más bullish. Quienes no lo apoyan profundizarán su desencanto y quienes siguen con los pies en el plato empezarán a correrse hacia un margen. Tendremos, asimismo, una clima social más denso y espeso, un sindicalismo unido y más combativo y una oposición cuantitativamente decisiva, presionando y más abroquelada en el Congreso.

Allí, el Gobierno podría tentarse con descuidar un poco “la macro” con tal de fogonear la esquiva recuperación, y entrar en un círculo vicioso peligroso dado los desequilibrios que aún arrastra la economía y la escasez de stocks para financiar desde el Estado un ciclo de crecimiento.

En el escenario positivo, en cambio, el Gobierno se fortalecería y el micrófono opositor perderá potencia. La agenda oficial se alejará lentamente de la economía y empezarán a canalizar esfuerzos hacia las otras agendas, que las hay, y que incluyen otros temas pues la degradación excede a “la macro”. La oposición actuará más espasmódicamente y el Gobierno recuperará confianza (propia y ajena).

Con la luna de miel ya casi agotada, el Gobierno entra ahora en un terreno espinoso. Si el gambito sale relativamente bien, la ganancia será nítida y más que bienvenida. Si, por el contrario, el esfuerzo presupuestario que han realizado las familias argentinas va para largo y no rinde, entraremos en una dinámica más compleja que incomodará al Gobierno y lo pondrá muy a la defensiva, un lugar siempre incómodo.