Analytica

VOLVER A COMPETIR

Si bien la legislación referente a Defensa de la Competencia y su organismo de aplicación hace tiempo se encuentran operativos, se vislumbra un renacer más vigoroso con el foco en ordenar el accionar de las fuerzas de mercado. Quedó atrás el tiempo dónde la arbitrariedad, el palo y la zanahoria eran la norma.

Concretamente, la Resolución 190 publicada en el boletín oficial la semana pasada derogó la resolución 359 sancionada en 2015 por el gobierno anterior que traspasaba formalmente todas las atribuciones al ex-secretario de Comercio, Augusto Costa. Con la anterior resolución, la legislación referente a defensa de la competencia priorizaba objetivos políticos y se utilizó expresamente como instrumento para intentar controlar  la suba de precios. En ese contexto, no hubo sanciones representativas por conductas anticompetitivas y se extendieron significativamente los tiempos en el accionar de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC).

¿La herencia? Más de 330 expedientes por fusiones y adquisiciones, y cerca de  de 220 carpetas por conductas anticompetitivas, que involucran a supermercados y empresas de consumo masivo. También, más de 50 investigaciones de mercado pendiente. En los hechos, ya se investigan sectores en los que se presume puede haber prácticas anticompetitivas: aceite, leche, carne, detergentes, transporte interurbano y aéreo de pasajeros, telecomunicaciones, comisiones de tarjetas de crédito y pago electrónico, acero y aluminio.

La realidad es que en la actualidad el “juego de la competencia” se  ha reactivado y el actor clave es la empoderada CNDC. En función de las declaraciones de los nuevos funcionarios y las normativas publicadas, pareciera que vuelve a ponerse el foco en objetivos económicos, priorizando sus obligaciones originales: el monitoreo de fusiones y adquisiciones y el control  de conductas anticompetitivas – formación de carteles y los abusos de posición dominante-, promoviendo y preservando la competencia en función del interés económico general.

La reactivación de la CNDC y su poder de acción hacen suponer que se van a atacar fuertemente las divergencias en los mercados que no muestren señales claras de competencia.

La Argentina tiene una estructura económica muy concentrada y el gobierno planea tomar cartas en el asunto. Es un desafío de largo aliento. Existen conductas monopólicas y abuso de posiciones dominantes, en algunos sectores más y en otros menos, por eso el gobierno dispone, fortalece y empodera a la CNDC como instrumento de acción sólido e independiente.

Así, si bien era necesario dotar nuevamente a la CNDC de atribuciones originales, estableciendo una distribución de acciones que permita lograr mayor celeridad y economía procesal, se dispara una alerta al sector empresario, pues las reglas de juego ya no son las mismas. Además, con la actual coyuntura, en la que existe una clara tendencia a la baja de la inflación y considerando un contexto de precios más estables, se van a hacer más evidentes las prácticas anticompetitivas.