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SIN CEPO Y SIN DEFAULT ES MEJOR

Terminar con el cepo y salir del default fueron dos premisas claves para quitarle presión al mercado cambiario. La apertura financiera generó un fuerte incremento en la oferta de divisas y ello le permitió al BCRA cumplir con su promesa de migrar hacia un régimen de tipo de cambio flotante, con muy poca intervención oficial. El fuerte ingreso de capitales no fue sólo impulsado por operaciones del sector público sino con una cada vez más activa del sector privado. Con un contexto macroeconómico local más ordenado y con el blanqueo de capitales en la mira prevemos que continúe la estabilidad en el tipo de cambio y despegue de la inversión.

Concretamente, la rápida estabilización del mercado cambiario fue el principal acierto del gobierno. Con muy poco margen para utilizar las reservas internaciones y con una brecha por encima del 50% entre el tipo de cambio oficial y paralelo, el BCRA levantó las restricciones que operaban sobre la demanda de divisas. La salida del cepo fue de mayor a menor y ayer el BCRA le puso punto final con la Comunicación “A 6037” en la que eliminó el tope mensual de USD5 M impuesto para atesoramiento y elimina la obligación de justificar con documentación cada operación de cambio. Con la gradual “desburocratización” de las operaciones, finalmente se llega a un Mercado Único y Libre de Cambios.

Si bien el primer impacto de la salida del cepo fue un salto de más del 40% del tipo de cambio, con el correr de los meses y la salida del default, la oferta de divisas comenzó a tomar envión. En un contexto en el que las exportaciones no despegan, más allá de la fuerte liquidación realizada por el sector agropecuario a principios de año por la venta de saldos remante de la campaña pasada, la clave de la estabilización pasó por la reactivación de la cuenta financiera que fue de menor a mayor. De hecho, tras un primer trimestre en el que la demanda de moneda extranjera de USD1,100 M mensuales fue determinante para que la cuenta financiera del balance cambiario registre un saldo negativo de USD3,100 M (tres veces superior al del mismo trimestre del 2015) que fue compensado en parte por el mayor superávit comercial, por lo que el saldo del mercado cambiario marcó un déficit de casi USD2,700 M.

Con el acuerdo con los Holdouts y la exitosa colocación de títulos de deuda del Gobierno Nacional, el saldo de la cuenta financiera en el segundo trimestre tuvo una fuerte reversión al lograr un superávit de USD2,100 M. Si bien la mitad de estos ingresos lo aportaron las emisiones de títulos de deuda de las provincias, es destacable el muy buen comportamiento de los flujos del sector privado. Por caso, ingresos netos por Inversión Directa fueron de USD800 M, prácticamente el doble a lo que lo venía haciendo, en tanto que los flujos por inversión de cartera sumaron ingreso neto por USD700 M, el mejor desempeño en casi dos décadas. El cambio más notorio –y bienvenido- fue en los flujos por préstamos (títulos y préstamos del exterior) que sumó ingresos por más de USD2,000 M. Estas operaciones fueron más que suficientes para abastecer la demanda de USD2,300 M y el mayor déficit en cuenta corriente debido al incremento en los pagos netos de la cuenta de servicios y rentas.

Así las cosas, los beneficios de la apertura financiera recién empieza. A medida que se va consolidando un contexto macroeconómico más ordenado con inflación en baja y repunte del nivel de actividad, los flujos de capitales seguirán abasteciendo el déficit en cuenta corriente sin necesidad de utilizar reservas internacionales y evitando excesiva volatilidad del mercado cambiario. Más allá de las oportunidades de ganancias financieras de corto plazo, el ingreso neto de capitales es un insumo clave para el repunte de la inversión.

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