Analytica

TRES MESES DIFÍCILES POR DELANTE

Por Julio Burdman

Cambiemos, como ya se dijo acá, arranca la campaña electoral con una buena base. Acorde, al menos, a sus expectativas, que no son exageradas: quedar primero en votos a nivel nacional, vencer en la Provincia, sumar algunas bancas adicionales en el Congreso. El oficialismo no se ha planteado el objetivo de «arrasar» en las próximas elecciones, porque sabe que no es algo razonable. Y generar expectativas demasiado altas nunca es bueno.

Cristina Kirchner, por su parte, también arranca la campaña bien posicionada. Se llegó a esta instancia electoral sin que ninguno de los aspirantes a conducir el peronismo haya logrado asomar la cabeza. Ella cuenta con algo más de un tercio de la intención de voto -al igual que el candidato a senador de Cambiemos, Esteban Bullrich- y el lanzamiento de su nuevo frente electoral, Unidad Ciudadana, trajo algunas innovaciones que le permiten actualizar la relación con su electorado «duro» y, probablemente, captar algo de su antiguo electorado «blando». Recordemos que su imagen negativa en la provincia de Buenos Aires -que algunos consideran como su «techo electoral»- era de casi 58% a fines de 2016, y hoy es de 52,4%. El peronismo, en general, está descoordinado y no está pasando por un buen momento, pero a Cristina Kirchner no le va tan mal.

Sin embargo, hay que tomar lo anterior como la foto del comienzo de campaña. En estos tres meses por delante hay varias cosas que pueden suceder. Si pudieran elegir, tanto Mauricio Macri como Cristina Kirchner preferirían que se vote ya. Porque en ambos casos, los meses que vienen traen riesgos.

En el caso de Cristina Kirchner, pueden aparecer nuevas acusaciones de corrupción y episodios de judicialización. Contra ella o ex funcionarios de su gobierno. Pero ese es, en realidad, un riesgo acotado por el fenómeno de la sobrepolitización de la corrupción. En Argentina, los principales protagonistas de la lucha contra la corrupción política no son fiscales independientes sino los mismos políticos que se acusan entre sí. Eso produce, como resultado, una grieta: la gran mayoría de los macristas cree que Cristina Kirchner es corrupta, la mayoría de los kirchneristas cree que Macri lo es, y el resultado es que las acusaciones solo son escuchadas por electorados cautivos.

En cambio, lo que sí representa un riesgo para Cristina Kirchner son las campañas de Massa y Randazzo. Ambos candidatos están rezagados en las encuestas, pero son habilidosos y saldrán a capturar votantes opositores al gobierno, y peronistas. Esa es hoy la preocupación principal de Unidad Ciudadana: los votos que podría perder por competencia intraopositora.

Para Cambiemos, el riesgo principal proviene de los precios. Ajustes tarifarios, aumentos en la canasta básica y otros movimientos que afectan el poder de compra de los votantes puede provocar fugas de apoyo en un momento clave. Por eso, el gobierno está intentando tomar medidas paliativas que permitan llevar adelante en paz estos 90 días electorales, como el descuento de Banco Provincia o las obras en el conurbano. Son momentos delicados: cualquier tensión social, oscilación en el tipo de cambio o crisis de seguridad pública pueden tener impacto en la elección

graf2