Analytica

VOTO EN BLANCO EN BRASIL

Dilma Rousseff sigue siendo la favorita para la reelección en las presidenciales del 5 de octubre. De acuerdo a la última encuesta nacional de Datafolha, sobre 2844 casos en 174 ciudades, publicada la semana pasada, la actual mandataria tiene una intención de voto de 37%, seguida en segundo lugar por Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (e hijo de Tancredo Neves) con el 20%.

En tercer lugar están aquellos que votarían en blanco o anularían su voto, con el 16%, y en el cuarto el socialista Eduardo Campos con el 11%. Luego vienen cuatro candidatos (Pastor Everaldo, Randolfe Rodrigues, Denise Abreu y Eduardo Jorge) que, entre todos, agregarían un 6% de la intención de voto. Es decir que Dilma y el pelotón de opositores suman ambos el mismo respaldo. El 8% restante responde aún no saber a quien votar.

graf2

Este estudio de Datafolha muestra una reducción -ligera, pero reducción al fin- de la brecha que separa a Dilma de Aécio, a la vez que muestra la consolidación de éste como segundo en la contienda (en 2013, Campos se perfilaba como el favorito opositor). Esta reducción puede ser leída como un aumento de las probabilidades de que haya una segunda vuelta, alejando a Dilma de la victoria en primera, con la incertidumbre latente, aunque difícil, de que los opositores se unan contra la presidenta progresista.

El dato clave, no obstante, sigue siendo la gran cantidad de brasileños que anuncian un sufragio en blanco. Es que la oposición societal anti-gobierno, que meses atrás se expresó en las calles de todo el país en masivas manifestaciones, es esencialmente antipolítica y se expresaría de esa forma. Los opositores no la seducen. Y eso, precisamente, aumenta las chances de Dilma de ganar en primera vuelta, ya que esos votos no positivos no se computan en el cálculo de ballottage.

Para la oposición, el gran desafío es capturar esos votos, y para Dilma, que se queden en ese mismo no-lugar. Es por eso que los petistas no pierden el sueño con las protestas contra el Mundial que, por estos días, amagan con volver.

Por Julio Burdman