Analytica

El acento en lo exterior de Mauricio Macri

Por Julio Burdman

En su discurso de hoy de inauguración del año legislativo, Mauricio Macri hizo hincapié en lo internacional. Habló reiteradamente de Venezuela, la «reinserción en el mundo» -diferenciándose así de las gestiones kirchneristas, a las que asoció con «Maduro e Irán»-, el G20 como fuente de prestigio, el comercio como señal de confianza en su gestión, y las fuentes internacionales de un horizonte económico mejor. Política exterior, seguridad, obras públicas y anticorrupción serán los puntales de su campaña reeleccionista.

 Hay que destacar, sin embargo, que Macri está dando un giro en materia internacional. Desde que asume Donald Trump en Estados Unidos, seguido de los triunfos electorales de Piñera (Chile), Bolsonaro (Brasil) e Ivan Duque (Colombia), la Rosada percibe un nuevo eje de política en la región. Este giro en su enfoque de los asuntos internacionales lo podemos ver para en el de Venezuela con mucha claridad. La pregunta, a partir de ahora, es si éste giro en la política exterior de Cambiemos lo veremos en otros asuntos de importancia.

Discurso macri politico

 G1_502 (Blanco)

Cuando Mauricio Macri inicia su campaña electoral que lo lleva a la presidencia se posicionó decididamente cercano a la visión del Partido Demócrata de los Estados Unidos sobre los temas de la política regional latinoamericana. De hecho, Mauricio Macri apoyó abiertamente a Hillary Clinton en aquella elección presidencial -la de noviembre del año 2016 en Estados Unidos- y los grandes lineamientos de su política externa se vincularon siempre a una visión globalista y multilateral de las relaciones internacionales, muy afín a las ideas de los Clinton y Obama dominantes a lo largo del Siglo XXI. Como parte de su apoyo explícito al Partido Demócrata, Macri negó expresamente la posibilidad de que Donald Trump asuma la presidencia: de hecho, declaró en un programa televisivo que quien hoy es el presidente de Estados Unidos tenía “pocas chances de imponerse”. Así mismo, cuando Trump gana las elecciones la administración de Mauricio Macri tendió a creer que las promesas del nuevo presidente estadounidense eran poco viables y que no habría demasiados cambios en la región. De hecho, buena parte de la política de financiamiento externo del gobierno de Cambiemos estuvo basada en esa premisa. Según la cual no habría grandes cambios en la tasa de interés de la FED, que fue precisamente lo que cambió con Trump y su política proteccionista y de guerra comercial con China. Esa política exterior de Mauricio Macri estuvo representada por la gestión de Susana Malcorra al frente de la Cancillería. La entonces Canciller, vinculada a la burocracia profesional de la Organización de Naciones Unidas, creía en la Argentina teniendo un rol de protagonismo regional sobre la base de su adhesión al orden multilateral y las grandes consignas de la política exterior demócrata para el hemisferio americano. Durante la primera mitad del gobierno de Cambiemos éstas premisas internacionales -que incluían una “moderación liberal” para la política exterior hacia nuestros países vecinos- fue dominante de un gobierno que se veía así mismo como el equivalente sudamericano de las gestiones de Obama, Macron y Trudeau.

 Los triunfos electorales de las opciones conservadoras en Estados Unidos, Brasil, Colombia y Chile fueron sin dudas influyentes sobre el cambio de visión de Mauricio Macri sobre la región. Éste nuevo conjunto de presidentes plantea una ruptura más agresiva con el legado de la década populista-progresista en América del Sur que la que se habían planteado sus predecesores. En Venezuela estamos viendo un caso testigo de ésta nueva política. Más allá de los intereses estratégicos que las grandes potencias puedan tener en Venezuela, la “cuestión Maduro” se ha convertido en un elemento importante a la hora de pensar el posicionamiento político de todos éstos gobiernos hacia dentro y hacia fuera. Y Argentina no se ha quedado atrás de ésta nueva ola regional.

 Cuando se crea el Grupo de Lima -el comité especial que en el marco de la OEA trata con la cuestión venezolana- la Argentina aún bajo la égida del paradigma Malcorra en política exterior lideraba junto a México lideraba la «opción moderada” sobre la crisis venezolana. Nuestro país promovía activamente el diálogo entre gobierno y oposición venezolanas y la moderación frente a las posiciones más polares de los pro-maduristas y los anti-maduristas. Sin embargo, con la llegada de los nuevos gobiernos antes mencionados -Trump, Bolsonaro, Duque y Piñera-, éstos nuevos presidentes trajeron consigo una nueva posición respecto del gobierno de Nicolás Maduro: para ellos el ciclo chavista estaba acabado y debía ser “empujado” por los países de la región. El de Macri, en ese sentido, es el único gobierno que cambió su posición sobre Venezuela sobre la marcha: el resto directamente comenzó sus gestiones con otra posición. Éste cambio de posición de la Argentina no se debe solamente a la lectura del contexto regional. Hubo un evento determinante en el giro de la política exterior argentina que fue el acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional), aprobado por la entidad el 20 de junio de 2018. En la gestión de éste acuerdo fue fundamental el apoyo de la delegación estadounidense. Otros países influyentes en el directorio  -entre ellos muchos europeos- eran más refractarios a la firma del acuerdo con Argentina. No tanto del acuerdo en sí -ahí no había demasiadas dudas-, sino de los alcances del mismo. La posición de Estados Unidos, fundamentalmente, facilitó lo logrado por la Argentina. Desde ese momento, la política exterior argentina se ve en deuda con aquel apoyo importante recibido desde el principal país de la región. Esto ha llevado a que, en muchos casos, en país sea más sensible a las posiciones de Estados Unidos en el plano regional y global, tanto respondiendo a pedidos y sugerencias, como en la propia interpretación de lo que debiera hacer en el marco de éste nuevo entendimiento. Desde ese momento la Argentina está más alineada con Estados Unidos que antes. Esto se puede ver en un sinnúmero de políticas, más allá de la política exterior y diplomática en sí.

 Queda por ver ahora en qué otras áreas de la política exterior se verá algo similar. Para Estados Unidos hay dos grandes temas en la región: ahora es Venezuela, pero detrás vienen la relación de todos los países latinoamericanos con China y Rusia, las dos potencias con las que Washington compite en términos estratégicos. Washington está interesado en que Argentina introduzca cambios respecto de Beijing y Moscú. Pero para Argentina, China seguirá siendo un actor fundamental. Y Macri no puede ignorarlo.