Analytica

Riesgo Sustitución

Por Julio Burdman

 El EMBI+ llegó a superar los 1000 puntos el pasado miércoles, mientras que Moodys y S&P podrían revisar a la baja la calificación soberana argentina. Asimismo, la OCDE podría en octubre revisar hacia atrás la mejora (moderada) de la calificación (de 7/7 a 6/7) que había dado a Argentina una vez que cerró el acuerdo en el juzgado de Griesa. Todo eso es sobre atribuido a factores políticos, como si el único país calificado por su deuda y sujeto a los vaivenes electorales fuera el nuestro. La enorme mayoría de las calificaciones de riesgo no cuenta con variables políticas en su fórmula de cálculo. Lo que sucede con los títulos argentinos emana, fundamentalmente, de la endeblez de los números argentinos.

 Pese a ello, muchas interpretaciones vieron en estas turbulencias una presión sobre la candidatura de Macri. Algunas declaraciones en medios internacionales de «operadores de mercado» (que son, en realidades, analistas que trabajan para los operadores) avalaron esta lectura. Pero se trata de una explicación insatisfactoria. Y contradictoria en sus propios términos.

 La hipótesis de la candidatura de María Eugenia Vidal (¿Vidal presidente – Lousteau vice?) sustituyendo a Mauricio Macri en Cambiemos se vuelve cada día menos posible. A medida que avanza el tiempo y la crisis se siente más, es más difícil que una candidatura sustituta se lance para defender la gestión de Mauricio. Porque la candidatura sustituta perdería todo sentido si no se presenta. ¿Para qué? ¿Porque Macri está desgastado? ¿Porque las cosas están mal? Un mal punto de partida, que consumiría el capital político de Vidal en poco tiempo.

Lusto politio

G1_502 (Blanco)

 El Plan Sustitución debería haberse planteado desde una posición de fortaleza. Vidal es Macri pero parte del atractivo de Vidal es que luce diferente a Macri; esa es la faz que ilusiona al «círculo rojo» que pide su lanzamiento. En términos prácticos, eso se traduce en que Vidal podría ganarle a CFK en un eventual ballotage, y Macri ya no. Pero volviendo a lo anterior… ¿qué Vidal podría hacer eso? La única salida a la sombra de Macri sería una Vidal que se despegue de Macri. Una Vidal que pida la renuncia de Dujovne o «cambios en la política económica». Una Vidal que, como Lousteau, pida «cambiar a Cambiemos». Eso podría significar varias cosas, pero desde el punto de vista de los votantes expresa la disconformidad. Algo así como lo que intentaron Angeloz respecto de Alfonsín en 1989 y Duhalde respecto de Menem en 1999.

 Ninguna de las dos candidaturas diferenciadoras ganó. No alcanzaron a contener la fuga de votos propios. Pero el caso de Vidal respecto de Macri es más complejo. Ni Alfonsín ni Menem podían reelegirse, y eso facilitaba el ascenso de los críticos. En el caso de Macri, el sí puede reelegirse. Por lo tanto, el operativo Vidal necesitaría atravesar dos planteos complicados: por qué Macri no, y por qué ella sí lo haría mejor. Sería un sacrificio de su parte. Sin dudas, ese componente espectacular del sacrificio podría ser explotado por la comunicación duranbarbista. Pero Vidal debería responder en campaña por todas las críticas que recibiría el oficialismo.

 Despegarse sería demasiado dificultoso, sobre todo en este momento. En octubre o noviembre de 2018, una fórmula Vidal – Urtubey hubiera tenido otro color. Finalizando abril y bajo la presión de los mercados tiene otro tono. Hay que agregar algo más: el PRO y su cultura post-política no parecen culturalmente altos para semejante movimiento. Radicales y peronistas, que viven en partidos con sectores internos enfrentados (Angeloz era la «Línea Nacional», heredera del balbinismo y con epicentro en Córdoba, y Duhalde ya hablaba de productivismo y en contra de la convertibilidad); en el PRO eso no es tolerado. En una reciente entrevista televisiva, a Macri le preguntaron por la columna que Lousteau había publicado dos días antes, pidiendo «superar Cambiemos». Macri se molestó y dijo que no la había leído. El antecedente fallido de la rebelión de Michetti en la Ciudad muestra que Macri no está preparado para eso. Y alguien tiene que sostener al oficialismo. Así las cosas, el Presidente parece condenado a tener que sufrir la búsqueda de su reelección.