Analytica

ESTABILIZAR PARA NO RETROCEDER

En los últimos días el tipo de cambio oficial tuvo un importante aumento y se reactivaron las expectativas de devaluación. Como señalamos previamente (Ver “Golpe al corazón”, Analytico #281) las consecuencias de un salto abrupto en el tipo de cambio sobre el salario y la distribución del ingreso no son menores. En la última década mejoraron los indicadores socio-económicos, pero aun se encuentran muy lejos de los países desarrollados.

Mientras en 1990 Argentina, según Naciones Unidas,  se encontraba entre los países de desarrollo humano medio hoy ocupa el último lugar entre los de muy alto desarrollo humano. En la última década aumentó 7% el valor del índice de desarrollo humano (IDH) que toma en cuenta la expectativa de vida al nacer, los años promedio y también los esperados de escolaridad y el ingreso neto per cápita. Así en 2013 sobre 187 países se ubicó en el puesto 49, en Latinoamérica sólo Chile se encuentra en una mejor posición (41º).

La comparación respecto a 2002 muestra importantes avances aunque sólo en educación Argentina logró alcanzar valores similares al resto de los países de muy alto desarrollo humano. La esperanza de vida es de 76 años, dos años más que en 2002 pero aún cuatro menos respecto al grupo de países más desarrollados. Al mismo tiempo, el ingreso neto per cápita, medido en la paridad del poder adquisitivo, es de USD 17.300 M, si bien 60% superior al de 2002 sigue siendo menos de la mitad del grupo de países mejor clasificados. Los mejores resultados se observan en educación, los años esperados de escolaridad igualan a los de los países más desarrollados. Aunque se aleja levemente de la media al considerar los años promedio de escolaridad efectivos.

Cuando se ajusta el IDH argentino por desigualdad cae 16%. Sin bien eso significa una pérdida de 4 puestos en el ranking pasa a ser el mejor ubicado en Latinoamérica, puesto que el de Chile se reduce aún más. De todas formas, el coeficiente GINI, el indicador más usado para medir la desigualdad, se redujo 23% en los últimos diez años. Revirtiendo la tendencia iniciada en 1994 hacia un empeoramiento en la distribución del ingreso que se agravó con la crisis de 2001.

En el índice de desigualdad de género la perdida es aún mayor, Argentina se ubica en el puesto 74. A pesar de encontrarse entre los países con mayor participación de mujeres en el parlamento, la mortalidad de madres en el parto y los embarazos en adolescentes se encuentran muy lejos de los guarismos de los países más desarrollados.

La recuperación del mercado interno y del salario real en la última década mejoró los indicadores socio económicos pero está claro que aún queda mucho camino por recorrer.  Para que eso sea posible es necesario que exista una política macroeconómica estable que evite una nueva crisis de balanza de pagos. Una nueva devaluación tendrá efectos muy negativos sobre el nivel de actividad y la distribución del ingreso.

graf2