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ENTRE LA BRECHA Y EL AJUSTE

Mientras el Banco Central trata por todos sus medios mantener las reservas internacionales para continuar con la pax cambiaria, la economía real muestra una faceta más complicada. Sin financiamiento externo, el fuerte deterioro que muestran las exportaciones obliga a una administración más compleja de la demanda de dólares, ya sea para abastecer de dólar ahorro o a los importadores. Mientras no lleguen divisas, el gobierno seguirá priorizando el control de la brecha cambiaria a un costo creciente en el nivel de actividad.

Concretamente, en enero las exportaciones de bienes aceleraron el deterioro que muestran desde hace tres años al marcar una merma de 18% i.a. producto de la caída conjunta de precios y cantidades (10 % y 9% respectivamente). Salvo las ventas externas de productos primarios que aumentaron 16% debido a los mayores envíos de trigo y maíz, el resto de los rubros tuvieron una muy mala performance: las de combustibles y manufacturas agropecuarias ya sienten los precios más bajos y cayeron 58% i.a. y 15% i.a., aunque lo más destacado fue la de las manufacturas industriales que bajaron 24% i.a. debido al derrumbe del 29% en las cantidades. Las exportaciones de autos fueron 54% más bajas que las de enero del año pasado mientras que el resto las manufacturas industriales bajaron 10%.

En este contexto, las importaciones acompañan la dinámica de las exportaciones y bajaron 19% i.a., el peor resultado desde octubre de 2009. El ajuste fue generalizado en todos los usos, destacándose los rubros relacionados con  la inversión: los bienes de capital y piezas y accesorios de bienes de capital cayeron 13% y 20% respectivamente en tanto que la compra de combustibles replicó el comportamiento de las exportaciones (-54% i.a.). Respecto a esto último, vale destacar que el impacto del derrumbe del precio internacional del petróleo fue mayor en las exportaciones (54% i.a.) que en las importaciones (39% i.a.), por lo que no vemos que este año mejore el saldo energético.

Así las cosas, y pese a la caída del nivel de actividad, el excedente comercial fue de apenas USD75 M. Si bien duplicó al de enero del año pasado, está muy lejos del superávit del orden de USD300 M que supo alcanzar en el mismo mes de 2011, 2012 y 2013 (ni decir, del superávit promedio de USD900 M registrado entre 2005 y 2010).

Pese a que se agudiza la falta de divisas por el lado comercial, el BCRA sigue abasteciendo la demanda de “dólar ahorro” y “dólar turista” de manera de evitar presiones en el mercado cambiario paralelo. De hecho, en los primeros dos meses del año el BCRA “sacrificó” casi USD1.200 M en estos conceptos por lo que el resultado de operaciones del mercado cambiario fue deficitario: vendió alrededor USD800 M. En otros términos, la pax cambiaria no es sólo por control de cambios  sino que tiene un costo creciente tanto en términos de reservas como en materia de nivel de actividad.

La “temporada alta” de liquidación de las cerealeras que se avecina, le quitará presión en el segundo trimestre, pero no será suficiente para reactivar el nivel de actividad. Con la economía perdiendo competitividad y con precios internacionales que no se recuperaran, el ingreso de divisas comerciales será muy pobre. El gobierno no puede confiar en que el ajuste del nivel de actividad haga el “trabajo sucio” de moderar la demanda de divisas pues no es suficiente para compensar los pagos de deuda en moneda extranjera que se vienen. La apertura financiera en definitiva será la que balancee la caída en el nivel de actividad.

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