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IMPULSO PARA LA OPOSICIÓN

Las elecciones en Mendoza, la quinta provincia más relevante (en términos electorales) del país, le dieron un impulso a la oposición luego de varias semanas en las que el FpV monopolizó la escena. La rotunda victoria de Alfredo Cornejo, acompañado por la economista Laura Montero (que se convertirá en la primera vicegobernadora de Mendoza), fue por 5 puntos: 44% a 39%. Además de Adolfo Bermejo, el candidato del FpV, perdieron los encuestadores, que habían presagiado un final cabeza a cabeza. Así, Cornejo se sentará en el Sillón de San Martín a partir del 10 de diciembre luego de dos gestiones peronistas (Celso Jaque -2007 y 2011- y Francisco ‘Paco’ Pérez -2011 y 2015-). Es, y siempre fue, una provincia muy importante para el radicalismo y, por lo tanto, haberla recuperado contiene un importante impulso simbólico. Ahora, el radicalismo cuenta con dos gobernaciones propias (Mendoza y Corrientes) y, todavía, una “aliada” (Santa Fe), a la espera del escrutinio definitivo.

El experimento de unir a toda la oposición a nivel nacional, que también tenía como objeto darle más competitividad a las expresiones locales opositoras, sirvió en Mendoza, a diferencia de lo que había ocurrido en Chaco. Ahora esperan que el envión se consolide en otros distritos, como La Rioja (vota el 5 de julio), Tucumán, Catamarca y Santa Cruz, donde los oficialismos están amenazados.

A nivel subprovincial, la victoria de Cambia Mendoza logró varios mojones simbólicos: por ejemplo, le ganó al PJ la municipalidad de Las Heras luego de 28 años y también Guaymallén, la más poblada. El radicalismo, asimismo, quedará cerca de la mayoría en la Legislatura provincial. El PJ, que en las últimas elecciones se había beneficiado del efecto “arrastre” (CFK sacó 51% en 2011), ahora pagó el precio de desdoblar los comicios (por primera vez) y de una gestión provincial muy criticada. Así, el PJ quedó muy reducido a nivel provincial y deberá volver al llano.

El triunfo de Cornejo supuso un impulso para la oposición, en un momento de necesidad, ya que ganó alguien que hizo campaña contra el Gobierno Nacional, además del provincial y muestra que el kirchnerismo perdió tracción en suelo mendocino con respecto al 51% de CFK hace 4 años. Cornejo fue apoyado por todo el arco opositor (a excepción del FIT), que se sumó al festejo (Mauricio Macri figuró en la foto, pero Massa no) en un intento de “nacionalizar” el resultado. Fue un festejo contenido, luego del traspié de Santa Fe y las encuestas que auguraban un final más reñido del que terminó resultando.

Los próximos comicios son en poco más de 10 días. El 5 de julio votan La Rioja y dos distritos grandes: Córdoba y Ciudad de Buenos Aires. En tierra riojana, toda la oposición se encolumna detrás del diputado nacional Julio Martínez (UCR). Enfrente estará Néstor Bosetti (FpV). La oposición quiere ganar un distrito históricamente gobernado por el PJ. En Córdoba, la oposición va dividida: mientras Ernesto Sanz y Macri apoyan al radical Oscar Aguad, Massa está con Juan “El Gringo” Schiaretti, favorito en las encuestas. La victoria de Schiaretti le daría un renovado impulso nacional a Massa, aunque también será una gran victoria para su rival en la interna de UNA (José Manual de la Sota). Si bien no habría festejo de Cambiemos en Córdoba, Macri podría festejar en la CABA porque Horacio Rodríguez Larreta sería el más votado, aunque no le alcanzaría para evitar el balotaje. La disputa se pospondría para el domingo 19 cuando, muy probablemente, compitan Larreta y Martín Lousteau. Aun con una derrota, el radicalismo tendría algo para festejar: habría recuperado competitividad en la Ciudad. Mientras, es inminente el resultado del escrutinio definitivo de Santa Fe.

En cualquier caso, se presenta como un mes complicado para el FpV, que no ganaría ni Córdoba, ni CABA ni Santa Fe. Como mucho, puede aspirar a una victoria en La Rioja, el distrito más pequeño de los que eligen autoridades. La oposición (en rigor, las oposiciones), en cambio, miran con buenos ojos porque creen que pueden recuperar protagonismo.