Analytica

PERSPECTIVAS 2016: NUEVO REPORTE

La gestión kirchnerista terminará con una economía asfixiada. La escasez de divisas producto de la caída de las exportaciones y prácticamente sin financiamiento externo obligan a cuidar el stock de reservas internacionales para evitar una crisis de balance de pagos y un ajuste desordenado. La contrapartida de cuidar la caja en dólares del BCRA es que la actividad económica no logrará salir de estancamiento en un marco de inflación alta. Si bien la transición evitó “incendio de Roma” deja una pesada herencia para la sucesión.

La inflación aparece al tope de la agenda. Pese a múltiples intervenciones en los mercados y con tarifas públicas reguladas, la inflación fue la gran protagonista del modelo económico K en su versión “cristinista” (2007-2015). El continuo estímulo a la demanda agregada sin un marco institucional fuerte y previsible afectó notoriamente la inversión. La oferta no siguió la misma dinámica. La inflación no sólo es muy elevada en términos internacionales, sino existen distorsiones cambiarias y tarifarias que deberán atenderse.

Este contexto de inflación persistentemente elevada le quitó competitividad al tipo de cambio que está tan atrasado como a fines de 2001. Así, será muy difícil recuperar competitividad y dar un salto exportador al estilo 2002.

El atraso cambiario se hizo notar en las cuentas externas. El “cristinismo” deja la gestión con un déficit en cuenta corriente en torno a los USD16,000 M, el peor resultado desde 1999. Este pobre resultado se da a pesar del estancamiento de la actividad y el control sobre las importaciones. El fuerte deterioro de la cuenta corriente en los últimos cuatro años está directamente relacionado  con la notable caída de las exportaciones (-30% desde 2011), impactadas por los menores precios internacionales y el atraso cambiario. El déficit energético, moderado en estos tiempos la caída del petróleo y la menor actividad, es otro condicionante estructural. Sin margen para perder reservas, el financiamiento de la cuenta corriente en la transición se genera por medio del cepo, a través de de la reinversión de utilidades por parte de filiales de compañías extranjeras y restringiendo importaciones.

El “nudo gordiniano” será mejorar las finanzas públicas. Pese a recaudación récord, la brecha entre el crecimiento de los ingresos y los gastos fue creciente. Esto llevó a terminar con un déficit primario del orden de 6% del PBI y 8% si se agregan los intereses.

Así, la Argentina se acerca al final de un prolongado ciclo político. Un ciclo que deja marcas, que cambió estructuras y que en lo económico lega una herencia compleja para el gobierno que asuma el 10 de diciembre. Lo peculiar de la transición, sin embargo, es que al actual ciclo político puede sucederlo otro surgido de su propia matriz. ¿Cuánto de cambio esperar ante este escenario? ¿Qué chances concretas de un real cambio de rumbo ofrecen los principales candidatos a la Presidencia? ¿Resiste la economía argentina un escenario de completa continuidad? ¿O serán los mercados los que finalmente den su veredicto, en algún momento de 2016? De buscar un cambio, ¿será de shock o se apelará al gradualismo? ¿Qué piensan los equipos económicos de los candidatos?

El 9 de agosto estas preguntas comienzan a develarse en forma parcial. El resultado de la gran encuesta nacional que significan las PASO arrojará luz respecto de los candidatos con mayores chances en octubre. A partir de entonces, gradualmente empezará a reducirse la incertidumbre. Por tal razón, desde el 10 de agosto Analytica ofrecerá una visión concreta de los probables escenarios económicos para 2016 a través de un reporte pensado para la alta gerencia, con simulaciones y proyecciones de las variables más relevantes para la toma de decisiones: dólar, inflación, tasas de interés, evolución del consumo, régimen de importaciones, y perspectivas para el giro de dividendos, entre otros. El documento definirá probabilidades para cada escenario económico proyectado, en función del análisis de nuestros equipos macro, financiero y político. La interrelación de los tres espacios analíticos es clave para alcanzar proyecciones consistentes.