Analytica

FINAL ABIERTO

Los resultados de las PASO del domingo ofrecen varios abordajes e interpretaciones, contradictorios entre sí en varios casos. Una primera lectura posible es que el oficialismo de Daniel Scioli (DOS), al no superar 40% de los votos, puede ser derrotado en las generales de octubre por una coalición opositora que sume las preferencias de Mauricio Macri (MM) y sus aliados con las de Sergio Massa (SM) y, en menor medida, de José Manuel De la Sota (DLS). Desde una óptica opuesta, también puede interpretarse que la gran encuesta nacional indica que DOS está a sólo 6 puntos –alrededor de 1.3 millón de votos- de ganar en primera vuelta en octubre, alcanzando el 45% suficiente para no tener que obtener una diferencia mayor a 10 puntos.

Es evidente que DOS ha logrado consolidar todo el voto duro del kirchnerismo y cierto apoyo de independientes. El voto a Scioli es voto propio, a diferencia de los obtenidos por los frentes de MM y de SM; el primero cuenta con 24% de votos propios, en tanto los de SM puros suman 14%. Éste es un punto claramente a favor del gobernador bonaerense que, sin embargo, no logró una diferencia sustancial en su propio distrito. Un triunfo más amplio en la provincia de Buenos Aires hubiese obturado gran parte del debate acerca de la continuidad del oficialismo a partir de diciembre que se abre en estos días.

El frente Cambiemos ha realizado un gran elección, con 30% de los votos, en particular en los grandes centros urbanos y sorpresivamente en la provincia de Buenos Aires, donde la candidata a gobernadora María Eugenia Vidal fue la más votada. Una muy interesante elección en diversos bastiones del conurbano hasta ahora dominados por el massismo explican parte de los resultados.

La coalición entre SM y DLS realizó una elección más potente de la pensada dos meses atrás, cuando la polarización parecía irreversible y Massa no lograba frenar su caída. 20 puntos es un logro en este contexto, a pesar de la pobre performance bonaerense, donde era relativamente más fuerte. Un solo dato lo confirma: en la primera sección electoral, al noroeste y norte de la provincia, donde arrasó en 2013, Massa y sus aliados ahora alcanzaron apenas el 22% de los votos.

De todos modos, era correcta la lectura política que Sergio Massa venía sosteniendo. La persistencia de una tercera opción en las PASO confirma que existe una “avenida del medio”, de dimensión considerable, moderada, con perfil independiente. Será clave saber si en estos 75 días que restan para las generales de octubre la foto del domingo, mostrando una mayor dispersión del voto a la proyectada por la mayoría de los analistas, podrá mantenerse. Es evidente que la estrategia de seducción por los votos de SM y DLS ya empezó a desplegarse de parte del oficialismo y del macrismo, y ésta será una de las dinámicas decisivas para ordenar los posibles escenarios electorales de octubre.

De los 22 millones de votos sufragados, DOS obtuvo 8.5M, Cambiemos 6.6M (Macri 5.3M) y UNA 4.5M (Massa 3.1M). Entre Progresistas, Rodríguez Saa y el FIT se reparten 2M más. El peronismo no kirchnerista de DLS en UNA y el propio Rodríguez Saa representa una cifra semejante. Cómo se moverán estos votos en 75 días es impredecible, aunque es claro que lo harán. La volatilidad no es sólo patrimonio de la economía del final del gobierno de CFK, sino también de la política.

¿Podrá SM resistir la entropía de la polarización? ¿Existe alguna viabilidad de acuerdo preelectoral entre Macri y Massa, más allá de la obvia y lineal sumatoria de votos que le harían perder la elección a DOS? ¿Está la sociedad demandando esa clase de acuerdos? ¿Macri ofrecerá algo nuevo en estos 75 días? ¿O seguirá aferrado a la estrategia de plantear el cambio desde la superficie, apelando a la voluntad más que a las propuestas? La carrera está lanzada. Scioli larga con relativa ventaja. Sus competidores tendrán que cambiar estrategias para alcanzarlo. El final, con todo, sigue abierto.

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