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A PESAR DEL CEPO

Las reservas internacionales, que vuelven a estar bajo presión en estas semanas, no sólo presentan problemas de stock sino también de flujos. La caída de las exportaciones, el menor ingreso de capitales y la tendencia creciente a dolarizar carteras golpean el mercado cambiario. A esto se suma un contexto internacional más complicado en el que confluyen la delicada situación en Brasil, la devaluación de China, los menores precios de las materias primas y las malas noticias que se esperan desde los tribunales de Estados Unidos. En tanto, la FED se apresta para subir las tasas de interés. La “pax” cambiaria llega prácticamente sin aire a las elecciones presidenciales de octubre. Sólo la apertura heterodoxa, combinando swaps chinos con cepo importador y adelantos de exportadores, es la que sostiene el actual nivel de reservas. Reequilibrar las cuentas externas tendrá que ser un objetivo prioritario el día después de la elección; ya no hay mucho margen para la continuidad.

Si bien en el segundo trimestre el stock aumentó USD2.300 M, con un alza de USD6.400 M entre octubre y junio, un análisis en detalle muestra un mercado cambiario muy débil. Por un lado, la oferta de divisas es crecientemente declinante, y por otro la demanda, a pesar de los controles y limitaciones del BCRA, sigue subiendo. De hecho, prácticamente todo el incremento en las reservas se explica por los USD7.300 M de préstamos netos otorgados por organismos internacionales (casi todo por el swap con el Banco Popular de China). Tampoco hay que perder de vista que hay un “ahorro forzoso” de casi USD2.000 M por los pagos de servicios de deuda de bonos con legislación extranjera que no pudieron realizarse y que siguen depositados en la cuenta de Nación Fideicomisos en el propio BCRA. A esto se suman las emisiones de Bonar 24, deuda de YPF y de gobiernos locales por más de USD4.000 M que difícilmente se repitan en lo que queda del año.

Lo más significativo, con todo, es que el resto de las cuentas del sector privado muestran un marcado deterioro. Por caso, en el segundo trimestre el saldo de la cuenta corriente cambiaria marcó un déficit de USD315 M, el peor resultado para esta época del año desde 2002, que contrasta con un superávit de USD1.170 M en el mismo período del año pasado. Los principales determinantes fueron el menor superávit comercial y el mayor déficit en la cuenta de servicios.

La caída del superávit comercial obedece al continuo ajuste de las exportaciones en un contexto donde los pagos por importaciones moderan el ritmo de disminución. Concretamente, entre abril y junio la liquidación de los exportadores sumó casi  USD18.000 M, 14% menos que en el segundo trimestre del año pasado. Por la caída de precios internacionales el agro aportó 11% menos (mejorando respecto del primer trimestre, cuando cayó 20% i.a.) mientras que el resto de los sectores siguió empeorando al marcar una disminución del 17% i.a. (vs. una merma del 12% i.a. en los primeros tres meses del año). Por otro lado, los pagos por importaciones se redujeron 13% i.a. y llegaron a USD14.520 M. Así las cosas, el superávit comercial liquidado en el trimestre totalizó USD3.405 M, USD800 M menos que un año atrás.

La cuenta de servicios reales marcó un déficit de USD1.650 M, duplicando los niveles de un año atrás. Prácticamente todo el resultado fue determinado por la cuenta “viajes y pasajes”; los egresos aumentaron 60% en tanto los ingresos cayeron 30%. Vale destacar que parte del salto en los egresos está relacionado por la fuerte reducción que habían mostrado en el segundo trimestre del año pasado por el adelantamiento de los pagos que se hicieron en 2013.

Al tiempo que aumenta el déficit en la cuenta corriente, en la cuenta capital el ingreso de capitales “genuino” sigue sin aparecer, dadas las pobres condiciones para atraer capital extranjero. Donde mejor se observa esta retracción es en los flujos de Inversión Directa: mientras que entre 2011 y 2012 ingresaban casi USD900 M por trimestre, en 2013 pasó a USD600 M, en 2014 a USD400 M y este año promedian apenas USD300 M. Es decir, desde el “cepo” el país recibe un tercio de lo que recibía antes de él.

A contramano de este contexto de escasez, para evitar más presión sobre el mercado cambiario paralelo, el Banco Central financia fuga de capitales a través de ventas de “dólar ahorro”, que ya superó los USD1.400 M, muy similar a los dos trimestres previos y USD1.000 M por encima que un año atrás. La contracara son los giros de utilidades de filiales extranjeras que fueron de apenas USD6 M (USD550 M de un año atrás).

Como comentáramos antes, lo que rescató en parte a las reservas fueron los ingresos netos por USD4.000 M de préstamos financieros del sector público y de YPF.

Así las cosas, pasada la mejor época del año en cuanto a liquidación de exportaciones y con una situación que empeora por la caída en los precios de las materias primas y el mayor atraso cambiario por la devaluación de la mayoría de las monedas frente al dólar, el BCRA padece un progresivo deterioro en los fundamentals de las cuentas externas. Sin un ingreso fluido de capitales extranjeros el gobierno continuará administrando la escasez con más restricciones que impedirán la recuperación de la actividad. De hecho, en julio el BCRA vendió USD150 M en el mercado de cambios y en una semana de agosto vendió otros USD635 M (parte se debe al adelantamiento en la compra de “dólar ahorro” previo a las elecciones). Sin dudas, en este contexto, la continuidad es crisis.

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