Analytica

SUPERÁVIT CERO

El fuerte deterioro que muestran las exportaciones terminó con el excedente comercial y así, el déficit de cuenta corriente sigue subiendo. Con el BCRA decidido a defender el actual nivel de reservas internacionales, fueron los swaps con China y las restricciones a importaciones y giro de utilidades el financiamiento obligado del último año de la transición.  El atraso cambiario y el  déficit comercial llegaron para quedarse y esto obligará a buscar más y mejor financiamiento externo, potenciando las oportunidades que siguen latentes en sectores estratégicos de la economía.

Concretamente, de acuerdo al INDEC, en agosto el saldo comercial registró un superávit de apenas USD51 M, el peor resultado de este mes de los últimos 15 años, acumulando un excedente de USD1.500 M en 2015, 75% inferior al del mismo período de 2014. El motivo es la caída de 17% i.a. en las exportaciones mientras que las importaciones cayeron 11%.

La pobre performance de las exportaciones obedece principalmente a la caída en los precios dado que las cantidades se mantuvieron prácticamente sin cambios. Sin embargo la dinámica no fue homogénea: las de manufacturas industriales bajaron 18% i.a. debido a la merma en 15% i.a. en las cantidades, las de combustibles ajustaron 57% por la baja conjunta de precios y cantidades (47% y 20% respectivamente) mientras que las exportaciones del agro en su conjunto cayeron 11% i.a. dado que el alza en las cantidades (12% i.a.) no alcanzó para compensar la caída en los precios (20% i.a.).

En cuanto a las importaciones, la disminución se explica porque se compró 40% menos de combustibles (debido a la caída conjunta de precios y cantidades) mientras que el resto de los componentes tuvo una leve disminución (sólo 3% i.a.) contrastando con la dinámica del año pasado cuando se llevaron la mayor parte del ajuste (bajaron 12% i.a.).

Aún con el nivel de actividad prácticamente estancado y términos de intercambio que en el margen se mantienen favorables, prevemos que este año el saldo comercial resulte prácticamente nulo, con excedente no superior a USD700 M. Las exportaciones llegarían a USD60.500 M (con una pérdida de más de USD 25.000 M en los últimos 4 años) mientras las importaciones alcanzarían a USD59.500 M. Así las cosas, tras 16 años la Argentina vuelve a tener déficit comercial.

Al empeoramiento del balance comercial se agregan el mayor déficit de USD 2.000 M previsto en las cuenta de servicios reales, impulsado por el mayor deterioro en la cuenta de viajes y de otros USD12.000 M de rentas (intereses y utilidades). Así las cosas, el resultado de la cuenta corriente del balance de pagos arrojaría un déficit de USD14.000 M (2.3% del PBI), más del doble al del año pasado y el peor desde 1999.

¿Cómo financiarlo? Para que el desequilibrio de la cuenta corriente no se lleve puestas las reservas internacionales, la Argentina debe lograr un superávit similar en la cuenta capital y financiera. Es decir, para evitar que el BCRA pierda activos externos y ello derive en una crisis de balance de pagos, el gobierno se debe esforzar en financiar no sólo el déficit en la cuenta corriente sino también que también deberá compensar la salida de capitales de residentes y cancelaciones de deuda del sector público (en total suman egresos netos por USD3.000 M). Simplificando cálculos, durante este año las principales fuentes de fondeo son los swaps con el Banco de China que llegarían a USD10.000 M (alcanzando un stock de USD13.000 M), y el financiamiento “compulsivo” de la reinversión de utilidades (USD7.000 M).

Como venimos destacando, los swaps de China resultan el activo “estratégico” del plan de aguante que trazó el gobierno el último año para llegar a las elecciones sin crisis y con cierta pax cambiaria. De cara lo que viene, el futuro gobierno deberá encarar un cambio de agenda en el esquema de financiamiento. Sin posibilidades de recuperar en lo inmediato las exportaciones (sobretodo teniendo en cuenta un entorno global más complicado, especialmente por el lado brasileño), cualquier intento por reactivar la economía demandará más importaciones y por lo tanto el déficit comercial y en la cuenta corriente seguirán subiendo, aumentando las necesidades de ingresos de capitales para financiarla.

La dinámica se la dará el aporte que pueda hacer el financiamiento externo, dentro de lo cual figura salir del default y plantear un shock de confianza en las instituciones de manera de generar la confianza necesaria para atraer inversiones. De no hacerlo, como es sabido a lo largo de nuestra historia, el nuevo equilibrio llegaría a través de un fuerte ajuste sobre el nivel de actividad.

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