Mención de Prensa – Nota por Annabella Quiroga para Clarín

Los analistas señalan que el consumo se expanderá 2,8% este año, por debajo del nivel del PBI.
En 2018, la evolución del consumo estará atada al crédito más que en años anteriores. Bajo la premisa de que este año los salarios reales perderán poder adquisitivo y el financiamiento se encarecerá, la consultora Analytica estima que en 2018 el consumo crecerá 2,8%, por debajo de la expansión del PBI.

Para Analytica, «en 2018, la dinámica del consumo dependería del crédito privado. Creemos que esta última variable no será tan pujante como lo fue en 2017, condicionando el crecimiento del consumo de las familias y, por ende, del PBI».
Para la consultora, «en 2018, los salarios reales no crecerán como lo hicieron el año pasado». Datos oficiales señalan que los sueldos aumentaron 26,5% contra una inflación estimada en 24,6%, según el IPC Congreso.

Con ese escenario, Analytica estima que el consumo crecerá 2,7% en 2018, por debajo del PBI, en un escenario liderado por la inversión, especialmente la construcción.
Efecto negativo

Para el IERAL, «el aumento de las tasas activas de interés para préstamos personales y para tarjetas de crédito, como así también las mayores tasas de interés para ahorro (pasivas) podrían afectar negativamente la evolución del consumo». Pero matizan que, hasta ahora, la dinámica de los principales indicadores de consumo no parece verse resentida por el aumento en las tasas de interés impulsada por la autoridad monetaria. «Si bien se espera que el consumo continúe en ascenso durante 2018 gracias a la evolución de la masa salarial, el mantenimiento de tasas de interés altas en términos de la inflación esperada seguramente terminará reduciendo el fuerte impulso que tuvieron los créditos durante 2017 (terminan el año expandiéndose a un ritmo dos veces mayor que los depósitos).»

En 2017, mientras los créditos hipotecarios crecieron 111%, los prendarios se expandieron 69% y la financiación con tarjetas de crédito subió 24,4%.

Para Guillermo Barbero, socio de First Capital Group, en 2018 los hipotecarios y los prendarios seguirán teniendo un buen año, mientras que los créditos prendarios y con tarjeta no tendrán un incremento importante. «El año pasado las tarjetas crecieron al ritmo de la inflación. Perdieron estímulos al perder vigencia las cuotas sin interés. Esperamos que este año se muevan igual: la tarjeta dejará de tener un financiamiento en cuotas y pasará a financiar los consumo más cortos».
Respecto del impacto que la baja de las tasas por parte del Central podría tener en el costo de los créditos, Barbero estima que «en préstamos personales no habrá grandes cambios en las tasas, a menos que haya un brusco descenso en la tasa pasiva. Pero todo hace suponer que el sendero será de leve baja para febrero y marzo». Barbero remarca que «los personales están muy influenciados por los costos operativos, entonces esos costos tienden a bajar de a poco, y cuando lo hacen es en función de los plazos y el volumen de colocación».

El economista Jorge Vasconcelos señala que la contribución del crédito al crecimiento «está destinada a ser bastante más débil que en 2017», un año en el que el stock de préstamos al sector privado trepó 2 puntos del PBI. «Con las tasas reales de interés vigentes antes de la modificación de las metas de inflación, este cambio de ritmo habría sido más notorio», indica.

En los últimos dos años, el endeudamiento de las familias aumentó en términos de PBI: pasó de 6,5% a 7,1%, según datos del Banco Central. Pero aún queda mucho camino por recorrer. Si bien el crecimiento fue importante, está muy por debajo del nivel que manejan otras economías de la región. En México es del 16,2% y en Brasil del 19,4%, mientras que en países desarrollados como Italia llega al 55%. En Estados Unidos es del 85% y en el Reino Unido, del 91%, según el relevamiento de Guillermo E. Bidart y Jorge A. M. Golla. «Esta diferencia se hace aún más significativa al considerar las líneas hipotecarias a las familias que, por ejemplo, representan casi 44% del PBI en promedio en economías desarrolladas», indican.